PAmplona - Luis Campos (1980) es licenciado en Sociología por la Universidad Pública de Navarra y actual decano del Colegio de Sociología y Politología de Navarra. El sociólogo pone en duda el desinterés o el pasotismo de la juventud por la política y pone en valor la necesidad de transformación de los modelos clásicos.

¿Cuál puede ser la causa de la pérdida de interés de la juventud en la política?

-Esta pregunta es compleja de responder. Desde principios de los 90 y hasta la crisis económica de 2007 fue hegemónico el estereotipo del joven pasivo y desinteresado de todo lo que ocurre en el ámbito político. No obstante, desde el estallido de la crisis de 2007 y especialmente en el escenario post 15-M hubo un importante cambio de paradigma en la percepción del interés de los más jóvenes por las cuestiones públicas y políticas. Por otro lado, existe un mantra de que los jóvenes tienen una visión negativa de la política. Pero ahí es donde tenemos que hacer una reflexión: ¿Están los jóvenes alejados de la política y los asuntos públicos en general? o ¿Están alejados de un modelo clásico de participación pública o política vinculado y canalizado a través de a los partidos políticos, sindicatos y una democracia representativa?

La sociología de la juventud, ¿cómo responde ante esto?

-De momento queda mucho camino por recorrer. Necesitamos nuevos modelos de participación pública, de comunicación, de respuesta a las demandas e intereses de la juventud y es ahí donde la sociología tiene un amplio campo de trabajo de análisis, de propuesta y de capacidad de dinamización.

¿Cuál es la tendencia de la juventud en la actualidad?

-Me parecen muy interesantes los datos del estudio de Jóvenes, Participación y Cultura Política de 2017 elaborado por el Instituto Nacional de la Juventud (Injuve) que dice que desde el año 2005 el interés por la política ha ido aumentando paulatinamente entre los jóvenes encuestados, hasta alcanzar en la actualidad un 37% que declara sentir mucho o bastante interés por las cuestiones políticas. Por otra parte, cuando les preguntamos por las instituciones que les generan mayor confianza las únicas que aprueban son el Ejército y las Fuerzas Armadas (6,3), los medios de comunicación (6,1) y las ONG (5,8). Por otro lado, el Gobierno y los partidos políticos son las instituciones que menos confianza generan entre la gente joven.

¿La situación sociocultural que vive la juventud actual puede haber desencadenado ese desinterés?

-Los modelos culturales predominantes entre los jóvenes en la actualidad están fuertemente ligados a un sistema donde priman los resultados inmediatos, el culto al consumismo y al éxito individual. Pero sin embargo se aprecian en diferentes movimientos sociales actuales que la juventud esta muy implicada en la defensa de valores vinculados a la igualdad, la conservación del medio ambiente, la libertad sexual, etc.

¿Sería más acorde hablar de desinterés en la política tradicional?

-Eso es. Desinterés por la política tradicional, por los modelos organizativos y de participación política y social clásicos.

¿Existiría alguna solución?

-Como hemos comentado, que los jóvenes sientan desafectos hacia esos modelos clásicos de participación no quiere decir que no tengan interés en la participación política y social. Los problemas relacionados con el empleo y la economía son los que más preocupan a los jóvenes en España según diversos estudios tanto del Injuve como del Centro de Investigaciones Sociológicas. Así pues, no estamos ante un “problema”, si no ante una transformación de los modelos clásicos. Es un reto al que se tendrán que enfrentarse los partidos políticos y la sociedad civil en general, y un desafío para la Administración Pública pues tendrá que establecer los mecanismos o medidas que den respuesta a los nuevos modelos de participación ciudadana de las personas más jóvenes. Si no se adaptan los partidos políticos, sindicatos y la sociedad civil en su conjunto irán perdiendo paulatinamente capacidad de representación e interlocución con los más jóvenes, y se agrandará la desconfianza de la juventud hacia la capacidad de dar respuesta a sus demandas y anhelos por parte de la Administración Pública. La participación política y social es un mecanismo clave para la construcción de una ciudadanía activa y crítica. A través de la participación se desarrollan innumerables capacidades, se asumen responsabilidades, y se construye y desarrolla la comunidad en la convivimos.