Con menos de 5 meses, el cachorro mestizo de grifón fue tirado desde un puente en Funes al río Arga por dos jóvenes a finales de julio. Y aterrizó en buenas manos, el de una familia pamplonesa amante de la música heavy que lo ha adoptado para proporcionarle los cuidados y el cariño que en su corta vida no ha recibido. Ozzy, su nuevo nombre en honor al cantante de la mítica banda Black Sabbath, llegó el lunes a su nueva casa en el Soto de Lezkairu después de haber sido recuperado por la Policía Municipal de Funes de su antiguo propietario, quien está siendo investigado por la Guardia Civil de Navarra junto con otra persona por un supuesto delito de maltrato animal.

La investigación, llevada a cabo por agentes de la Compañía de la Guardia Civil de Tafalla, se inició tras tener conocimiento de que unos jóvenes habían arrojado al cachorro al río Arga desde un puente en Funes. Iniciadas las gestiones para comprobar los hechos, se comprobó que los hechos habían sucedido durante la madrugada del pasado 25 de julio

Tras las indagaciones, se localizó a las personas relacionadas con el suceso, que resultaron ser el dueño del animal, el cual presuntamente consintió que el otro de los implicados lanzara al cachorro desde el citado puente. Por todo ello, se les ha imputado en calidad de investigados por un presunto delito de maltrato animal y se les ha denunciado administrativamente.

FLECHAZO A PRIMERA VISTA La historia del cachorro llegó a oídos de Ainhoa Cerdán Malo, 44 años y vecina de Pamplona, a través de una prima que trabaja en el Ayuntamiento de Funes. “A mí hace un mes y medio se me murió un perro que estuvo 15 años conmigo y aunque no tenía mucha intención de adoptar tan rápido a otro, no lo descartaba. Mi prima me contó lo que le había sucedido y me lo estuve pensando, porque vivimos en un piso muy pequeño, pero me fui a verlo. Y cuando lo vi, tuve claro que no podía caer en malas manos, porque es una preciosidad, muy majico”, relata Ainhoa, pareja del guitarrista del grupo musical Óxido.

Aunque barajaron otras alternativas, como que el perro fuera adoptado por el entrenador de su hijo, resultó que “tenía alergia a determinados pelos de perro”, explica Ainhoa, que no tuvo dudas en adoptar finalmente al cachorro, al que han bautizado con el nombre de Ozzy por su pasión por la música heavy. “Mi anterior perro se llamaba Sauron y Ozzy nos parece un nombre muy bonito para él”. Definitivamente, el animal ha caído en las mejores manos posibles.