madrid - Recuperar el liderazgo perdido y poner la cooperación internacional en el centro de la política exterior son las principales reivindicaciones de los cooperantes españoles, que defienden que impulsar su trabajo “al borde del abismo” para ayudar a los más vulnerables es “marca España”. Con motivo de la celebración ayer 8 de septiembre del Día de las Personas Cooperantes, algunos de estos profesionales españoles exigieron esta semana en un acto que ha tenido lugar en la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) que se dote de presupuesto el plan director de cooperación, se aumenten las inversiones en este ámbito y se actualice el Estatuto del Cooperante.

El secretario de Estado de Cooperación Internacional, Juan Pablo de Laiglesia, reconoció que el Estatuto del Cooperante “está un tanto obsoleto” y defendió que el consenso político es necesario para “recuperar la política de cooperación y hacerla un centro de la actividad de la acción exterior”. De Laiglesia aseveró que es necesario impulsar una legislación “acorde con los tiempos y las necesidades” y subrayó que “hace falta voluntad política suficiente para modificar marcos presupuestarios, legales y administrativos” en el ámbito de la cooperación.

El responsable de la ayuda exterior dijo que hay que satisfacer exigencias “justas” de los trabajadores de la cooperación como la carrera profesional reglada, una mejora de sus condiciones laborales y la cobertura de sus derechos sociales.

El secretario de Estado, que guardó un minuto de silencio por el asesinato el pasado viernes de dos cooperantes de Acción contra el Hambre en Etiopía, llamó a “rendir homenaje a las personas dedicadas a la cooperación en circunstancias que pueden calificarse de cualquier manera menos fáciles”. También se refirió al asesinato de los cooperantes la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá: “Lamentamos y condenamos los hechos y elogiamos la importante labor y el papel que desempeña la cooperación internacional”, sostuvo.

La directora de la AECID, Aina Calvo, recordó que la tarea de los cooperantes tiene “un riesgo claro” porque se enfrentan a “un mundo injusto y despiadado” y reconoció que “luchar contra la pobreza y la desigualdad” también es difícil por el “entramado de la legislación” nacional. Por ello, pidió que su actividad sea “cada vez mejor acomodada y cubierta por nuestras propias normas”. Calvo aseveró que el mundo sería mucho peor sin la existencia de estos profesionales, que “merecen apoyo real institucional y del conjunto de la sociedad”.

mayor apuesta Una representación de cooperantes españoles solicitaron en un debate que el Estado vuelva a apostar por la cooperación y retome el liderazgo que ostentó en el pasado. Entre ellos, el cooperante de la AECID Julián Egea lamentó que esta profesión esté “denostada y cuestionada” cuando sus profesionales viven “al borde del abismo” para ayudar a la población más vulnerable.

Además de destacar que el ritmo de los objetivos de la Agenda 2030 “no va por buen camino” porque “requeriría un desembolso brutal de dinero que no se ha producido”, Egea pidió que España retome su liderazgo en cooperación: “Lo tuvo y lo ha perdido. La cooperación también es marca España”. - Efe

56% mujeres. La AECID dio a conocer un año más el perfil del cooperante. Son 2.677 los cooperantes que trabajan en el exterior: el 56% mujeres y el 44% hombres. Algo más de ocho de cada diez tienen más de 35 años, sólo el 18% es menor de esa edad.

Ádrica, a la cabeza. La mayoría trabaja en África (el 42% en el África subsahariana y el 5% en el Magreb), pero también en América (el 23% en Sudamérica y el 16% en Centroamérica y el Caribe). El 7% lo hace en Asia y el Pacífico, el 6% en Oriente Medio y Próximo y el 1% en Europa.

ONG. El grupo más mayoritario de cooperantes es religioso (42%), el 32% trabaja con una ONG, el 17% en organismos de cooperación y el 6% es personal de la AECID.