PAMPLONa - El fiscal encargado del caso del crimen de Tudela de 2016 en el que perdió la vida Wilson Yanza, ecuatoriano de 33 años y que trabajaba como panadero en la capital ribera, elevó ayer a definitivas sus conclusiones del juicio con jurado popular que se ha desarrollado esta semana en el Palacio de Justicia. La Fiscalía sigue imputando un delito de homicidio a los tres acusados -Irene de Fátima, mujer de la víctima, Ronaldo Dias, sobrino de la anterior y que lleva tres años en prisión al ser considerado el autor material, y Rozilene de Fátima, sobrina de Irene- y reclama para ellos 13 años de prisión. El fiscal entiende que se han dado por probados a lo largo de las sesiones del juicio su tesis de que existía un plan previo para acabar con la vida de Wilson Yanza, que murió víctima de un estrangulamiento por detrás que se prolongó entre 2 y 5 minutos de forma intensa y continuada, según expusieron los forenses. Posteriormente, los tres se montaron en un coche con el cadáver y lo arrojaron al Ebro en Castejón. La acusación particular también mantiene su teoría y reclama 20 años de prisión para los tres procesados por asesinato. Entiende la letrada Silvia Velázquez que la víctima no tuvo posibilidad alguna de defensa porque fue atacado de forma sorpresiva por detrás y con la colaboración de las dos mujeres. “Le anularon la defensa y su mujer actuó con una frialdad increíble”, relató ayer la acusación. Las defensas, cuyos representados han transcurrido todo el juicio echándose la culpa entre sí (los sobrinos contra su tía, que dicen que les amenazaba para hacer lo que ella quería) y desprendiéndose de responsabilidad por el crimen, solicitan la absolución o una pena menor por encubrimiento, al colaborar a la hora de arrojar el cadáver. Hoy se realizarán los informes de conclusiones y el lunes se le entregará al jurado popular el objeto del veredicto y se encerrarán para deliberar.

En la sesión de ayer declararon peritos psicológicos de la defensa de Rozilene, la sobrina, de la que dijeron que sufre un trastorno de personalidad con cierta dependencia emocial y con rasgos depresivos. Rozilene defiende que su tía la ha manipulado siempre y que la amenazó de muerte si contaba algo de lo ocurrido. “Se ve superada por las situaciones estresantes”. También admitieron que dicho trastorno no se originó como consecuencia de estos hechos, sino que existía de base.

Como testigo declaró la hermana de la acusada y madre de los otros dos procesados, que afirmó que una vez que salió de prisión preventiva, Irene, la viuda, le dijo: “He matado dos pájaros de un tiro. Me he librado de él (su marido) y ahora voy a cobrar el seguro. Además, dice que lloraba al pedir dinero al jefe de Wilson y cuando este le dio 100 euros, se puso a reír en el interior de la casa. Esta testigo añadió que nunca había hablado con sus hijos de lo ocurrido, que Irene siempre fue agresiva y que de Wilson solo tenía buenas palabras.