pamplona - Los restos de al menos 16 personas asesinadas en 1936 por el bando franquista han sido localizados y será exhumados esta semana en Iruzkun, un término que se encuentra situado en el valle de Juslapeña, entre los pueblos de Ollacarizqueta y Larrayoz, junto a dos bordas, y a tan solo a 12 kilómetros de Pamplona. Rodeado de vegetación y maleza, en este mismo lugar fueron recuperados hace 40 años los restos de otras 17 personas, todas ellas de Sartaguda, constituyendo uno de los grandes hallazgos de las exhumaciones tempranas en Navarra. Y van 33 en el mismo lugar.

De momento se desconoce quienes son las 16 personas ahora halladas pero no se descarta que puedan integrar alguna de las sacas realizadas en la cárcel de Pamplona al inicio del golpe militar. Las investigaciones irán en esta dirección si bien “hay que cruzar datos”, precisó Josemi Gastón, director del Instituto navarro de la Memoria. Parece que se descarta que sean presos del fuerte de Ezkaba. Testimonios como el de Félix Echalecu Lecumberri, ya fallecido, y las indagaciones de José Mª Jimeno Jurío han posibilitado localizar estos restos que serán analizados para su posterior identificación si es posible. “Del fuerte no son”, apuntaba ayer Miguel Vidart Falcón, copropietario del terreno, porque “se preparó con tiempo el terreno para matarlos y enterrarlos aquí” y con los del fuerte, al parecer, se actuó con más improvisación.

esperanza y desagarro Si bien los trabajos comenzaron hace dos semanas, ayer Iruzkun se pobló de gente para comprobar in situ el macabro hallazgo. Voluntarios y científicos de Aranzadi, representantes de asociaciones memorialistas, vecinos de Juslapeña, de Sartaguda y de Pamplona, el alumnado del IES de Zizur Mayor en el marco del programa Escuelas con Memoria y miembros del Gobierno de Navarra, que desde la legislatura pasada ha institucionalizado la búsqueda de víctimas de la represión del 36, y periodistas fueron testigos.

“Una jornada entre satisfactoria y esperanzadora por haber localizado y poder desenterrar a 17 personas, pero también desgarradora porque además de la lamentable circunstancia en la que se les arrebató la vida hay restos de dos jóvenes menores de 20 años”, apuntó Ana Ollo, consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales, departamento al que está adscrita la memoria histórica, a quien acompañaba el director de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, Martín Zabalza, el director del Instituto de la Memoria, Josemi Gastón, y el jefe de sección César Layana.

Fue hace un par de semanas cuando los técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi comenzaron las excavaciones en este lugar sitos a 150 metros de la Granja Escuela Zuberoa. Pronto encontraron los restos humanos ya que quienes excavaron hace 40 años este lugar y extrajeron a los 17 de Sartaguda dejaron señalizado el punto y un plástico cubriendo lo que les parecieron más restos humanos.

En Iruzkun han salido a la luz ahora tres fosas. Los restos humanos de nueve personas, amontonados y de disposición desordenada, en un espacio situado junto a la pared de una de las bordas existentes, y, a pocos metros, otras dos con dos personas en una de ellas y al menos cinco en otra. No se descarta que pueda haber más en este lugar donde estas personas fueron fusiladas sin juicio alguno y enterradas en fosas comunes que previamente habían obligado a abrir a vecinos de Ollacarizqueta.

Ayer, en las inmediaciones de la fosa, familiares de víctimas de Sartaguda volvieron a recordar cuando acudieron al paraje en el año 1979 a recuperar los restos de 17 convecinos de esta localidad tristemente conocida como el Pueblo de las Viudas por la masacre que hicieron los golpistas.

Estas labores, fotografiadas y recopiladas en el Fondo Documental del Instituto de la Memoria, junto con el Fondo de Jimeno Jurío y otros testimonios han servido para localizar el enterramiento.

lucía moreno su documentación El trabajo realizado por Lucía Moreno Garatea, nieta de fusilados e hija de represaliada también, mostraba uno de los 10 álbumes de fotos y textos que ha ido recopilando desde las exhumaciones tempranas. Ayer llevó y mostró el álbum que recopila fotos de la exhumación de Iruzkun, donde entre los 17 fue hallado su abuelo, Jesús Moreno Sádaba (el otro, Agapito Garatea Sábada, -“eran primos”-, fue localizado en una fosa en Ausejo).

Las labores de localización y prospección, que se han desarrollado en las últimas semanas, han permitido extraer los restos de 9 cuerpos, gracias a las labores del personal técnico de Aranzadi, en el marco del convenio que el Gobierno de Navarra mantiene con esta asociación. Hoy seguirán los siete restantes.

La consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, se sumó a la exhumación agradeció el trabajo de los familiares de Sartaguda, “que hace 40 años desenterrasteis de aquí a vuestros familiares. Me gustaría dar las gracias también a las asociaciones memorialistas por el trabajo que habéis realizado durante décadas”. En este sentido, expresó la voluntad de “visibilizar la memoria y sacar a la luz y desenterrar el desolvido”. Por último, destacó la importancia de unir estas exhumaciones al futuro. “Es fundamental vincular este pasado al futuro, a la juventud que a través del Programa Escuelas con Memoria habéis podido conocer de primera mano lo que sucedió aquí hace 80 años”.

Mostró su deseo de que estas exhumaciones sirvan, no solo para reparar a las familias de los represaliados, sino para desde el marco de una cultura de la paz evitar que se repitan.

junto a los huesos Lourdes Herrasti, al frente del equipo de Aranzadi, apuntó la aparición de algunos elementos junto a los huesos. Un tintero, una caja pastillero, 3 lápices, una boquilla de tabaco y una bala incrustada en uno de los cuerpos. “El enterramiento puede ser de julio, agosto o noviembre de 1936”, precisó al tiempo que destacó, entre los restos, los de dos menores de 20 años, uno de ellos aún tenía la cadera sin cerrar, lamentó, evidencia su corta edad.

Entre los asistentes, Miguel Vidart Falcón, nieto del alcalde en 1936 y uno de los 4 dueños del terreno, propiedad en su día de la Iglesia que fue adquirido tras la desamortización de Mendizábal, conocía la existencia de las fosas, lugar al que iban mucho y “que al pasar sorteábamos en señal de respeto”. Para él, los restos son de personas de la cárcel, no del fuerte.