bruselas - La Comisión Europea anunció ayer la adopción de nuevas normas encaminadas a favorecer el alargamiento de la vida útil de los electrodomésticos, su menor impacto ambiental y el ahorro económico para los ciudadanos. Además, las empresas que fabriquen estos aparatos también deberán reducir el impacto ambiental y el ahorro económico para los ciudadanos.

Según publica El País, para llevar a cabo estos objetivos, las piezas de recambio de las neveras deberán estar disponibles un mínimo de siete años después de que el consumidor compre el aparato y 10 años en el caso de lavadoras y lavavajillas, que además deberán utilizar menos agua.

La norma española prevé un plazo de tres años menos para la disponibilidad de piezas funcionales de aparatos domésticos.

Mediante esta medida, que entrará en vigor en 2021, se tratará de evitar que los usuarios acaben tirando a la basura productos susceptibles de seguir funcionando por la ausencia de repuestos o herramientas para arreglarlos.

La Comisión Europea explica que, generalmente, cuando a un usuario se le estropea un electrodoméstico, el cliente busca una solución, se topa con que el componente ya no existe en el mercado y adquirir uno nuevo.

La Comisión quiere romper ese círculo vicioso y garantizar el derecho a la reparación para terminar con esa forma de obsolescencia programada, que genera más desechos, causa impacto climático por los gases emitidos en la fabricación de las nuevas máquinas y provoca gastos suplementarios a usuarios y empresas al obligarles a acudir a la tienda para renovar artículos que solo necesitarían un ajuste para continuar su actividad.

Según una encuesta del Eurobarómetro en 2017, un 77% de los ciudadanos de la UE preferiría reparar sus bienes antes que comprar otros nuevos, pero en última instancia los reemplazan o se deshacen de ellos ante las dificultades para subsanar las averías. Y más del 90% estima que los productos deben estar claramente etiquetados para indicar su durabilidad.

Con la nueva normativa para lavadoras y lavavajillas, Bruselas calcula que se dejarán de gastar 711 millones de metros cúbicos de agua año en el primer caso y 16 millones en el segundo. Además, plantea nuevas exigencias de durabilidad para los aparatos de iluminación.

La normativa afectará a todos los productos incluidos en la norma, ya sean de fabricación europea o extracomunitaria. Los importadores reclaman en este sentido “un adecuado control de mercado por parte de las autoridades”. - D.N.