pamplona - Raimon Pèlach, Maite Sota y Beatriz Rodríguez, de la Asociación Navarra de Pediatría (Anpe), reclamaron ayer una atención sanitaria integral a la adolescencia, que se realice en colaboración con los médicos de cabecera, los centros educativos y las familias, y que aborde no solo los problemas físicos sino el aspecto psicosocial. Así, con motivo del Día Nacional de la Pediatría -que se celebra el primer miércoles de octubre-, quisieron “visualizar las necesidades del adolescente, que es como el gran olvidado, y buscar una mayor complicidad interprofesional en la transición de la Pediatría a la Medicina de Familia”, pero también con los educadores y con las familias, para que sepan que pueden acudir a ellos para abordar otro tipo de situaciones, como trastornos de conducta, violencia, acoso, nuevas dependencias u adicciones, y no sólo para hablar de toses u otras afecciones orgánicas.

El lema elegido este año por la Asociación Española de Pediatría (AEP) con motivo de esta jornada es Salud del adolescente, PROMESA de la pediatría. Con este eslogan, según explicó Pèlach, quieren transmitir a la población de entre 10 y 18 años que “los profesionales pediatras estarán siempre a su lado velando por su salud”. Asimismo, aclaró que PROMESA es el acrónimo de Plan de Reestructuración y Organización Multidisciplinar Estratégico en Salud de la Adolescencia de la propia AEP.

Tras explicar que, en general, las personas adolescentes son “físicamente sanas”, por lo que “no tienen problemas de salud mayores” pero se encuentran en una etapa “muy problemática, de constantes cambios”, Sota apuntó que “hay una corriente amplia y cada vez mayor de pediatras que estamos por continuar acompañando a este grupo de edad más allá de los 15 años, que es el tope que tenemos en este momento. Cada vez hay más sensibilidad para atender y atender mejor a esta población. Hay menos pereza, porque en general hay una cierta pereza en abordar los problemas de los chicos y chicas de los 11-12 años en adelante”, ya que “son gente muy hermética y con los tiempos que manejamos en las consultas, con la presión asistencial, es muy difícil”. En este sentido, apuntaron la complejidad de que puedan contar qué les pasa cuando acaban de cambiar a su profesional sanitario de referencia.

Como apuntó esta especialista del centro de salud de la Rochapea, “Nosotros hemos acompañado a esa persona desde que nació, la conocemos a ella y a su familia, les podemos ayudar mucho más de lo que a lo mejor la sociedad cree, porque muchas veces nos ven como el que cuida el problema de salud específico (el catarro, el asma, el problema orgánico), pero podemos tratar y, además, estamos preparados para tratar mucho más, para ayudar, para acompañar, para escuchar”. Sin embargo, esta atención debe ser multidisciplinar porque el adolescente tiene múltiples informadores de la salud: los familiares, el colegio o instituto, los amigos..., si bien, destacó Sota, “somos el único adulto que tenemos la obligación de guardar un secreto”.

Tras destacar que los adolescentes son personas “potencialmente muy válidas” y que representan “el futuro”, Sota abogó por ofrecer una visión más positiva. “Es un individuo de riesgo, pero el riesgo está a su alrededor y lo que tenemos que hacer es ayudarle para que se vaya desarrollando como una persona sana, viendo lo que hay, pero no cayendo y enganchándose a todo lo que podría ser malo para él”.

A Pélach, Sota y Rodríguez, como ellos reconocen, les “gusta mucho los adolescentes y lo psicosocial en general”. Por ello y porque así se lo pidió a Pèlach la Sociedad de Medicina de la Adolescencia (SEMA) llevan organizando desde hace más de un año el 25º Congreso de esta sociedad científica dependiente de la AEP, cuyo objetivo general es “difundir y formar a los profesionales en la atención integral de la salud de la adolescencia, además de divulgar conocimientos científicos actuales sobre medicina de la adolescencia, y sensibilizar despertando el interés por esta edad, tanto de los profesionales, como de la administración y la sociedad en general”. Así, en el congreso que se celebrará los días 13 y 14 de marzo de 2020 en el Colegio de Médicos abordarán temas relevantes como la sexualidad, por qué aumentan las conductas de riesgo en la adolescencia o cómo comunicarse mejor con estos pacientes.

Como concluyó Rodríguez, ayudarles en esta etapa “clave de su vida” es “impresionante”; una etapa en la que además se “redefine la personalidad” y que permite, entre otras cosas, luchar, por ejemplo, contra el maltrato, porque “una adolescencia sana te ayuda a tener un buen autoconcepto de ti mismo y, en consecuencia, una buena autoestima. Y eso es clave”.