PAMPLONa - “Fumar es una esclavitud y no te aporta ningún beneficio”, es la conclusión a la que ha llegado Alberto Bacaicoa después de haber conseguido dejar de fumar tras 42 años haciéndolo y con una media de dos paquetes diarios. Este vecino de Barañáin de 58 años acudió en diciembre de 2018 al centro de salud porque tenía un catarro muy fuerte. Estuvo con tratamiento, pero no se le curaba y “notaba que los bronquios silbaban bastante por la noche”. Es entonces cuando le dijo a su médico, Andoni Andueza, que quería dejar de fumar, algo que ya se había planteado anteriormente pero que le había resultado “imposible” hacerlo por su cuenta.

Entró en el programa de ayuda para dejar de fumar en febrero, y en mes y medio consiguió rebajar el número de cigarros de 40 a 10 gracias a “la ayuda del médico, que te da instrucciones para saber qué tienes que hacer en caso de querer fumar, y es fundamental”. En su caso el fármaco que le recetó como parte del programa fue la vareniclina. Pero Bacaicoa asegura que “para dejar de fumar hay que estar mentalizado y tienes que estar dispuesto a sufrir”. Él lo estaba; por su salud y por su familia, en especial por su hija, a la que hizo la pequeña promesa de que lo conseguiría.

Actualmente lleva meses sin fumar y lo lleva “de maravilla. Ahora cuando veo a gente fumando no me llama fumar. Mi chip es ‘tú no puedes fumar’ y me funciona. Estoy muy contento”, indica Bacaicoa, quien ha puesto todo de su parte para lograrlo. “He sufrido muchísimo, pero me ha merecido la pena porque ahora respiro y me encuentro mucho mejor”, expresa. - Leticia Malón