San Sebastián - El buque Aita Mari de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) partió finalmente ayer desde el puerto guipuzcoano de Pasaia rumbo al Mediterráneo central, después de que su salida se retrasara en varias ocasiones, primero por no tener el correspondiente permiso del Gobierno central y la semana pasada por las condiciones meteorológicas en Finisterre, con ocho toneladas de ayuda humanitaria.

La tripulación, integrada por 11 personas, fue despedida ayer por la mañana con un aurresku antes de dejar la dársena del puerto pasaitarra hacia las 10.25 horas. Se desplazaron hasta el lugar para trasladar su apoyo a SMH la representante de Ezker Anitza Arantxa González y la juntera del PNV en Juntas Generales de Gipuzkoa María Eugenia Arrizabalaga.

En declaraciones a los medios, los portavoces de SMH Iñigo Mijangos e Iñigo Gutiérrez trasladaron su “preocupación”, porque la situación en el Mediterráneo central “es complicada y se va a complicar más”, pero se mostraron “con ganas de que el barco zarpe y pueda hacer su trabajo”. Así, Mijangos agregó que en esta zona “se registra también “un alto numero de muertes en la mar por la falta de opciones humanitarias frente a una política de fortaleza” por parte de Europa.

Lamentan la demora Además, Mijangos, presidente de la ONG, lamentó la tardanza de la salida del Aita Mari, cuyo plan era haber partido de Pasaia a finales de agosto, debido a la “demora” en obtener la autorización de la Dirección General de la Marina Mercante, según denunció en declaraciones a los periodistas.

Según explicaron, primero navegarán durante unos diez días hasta la isla italiana de Sicilia, en principio sin escalas si la situación del mar lo permite, y tras repostar combustible tardarán otros cuatro días y medio en llegar a Lesbos para entregar la ayuda humanitaria, en su mayoría calzado y ropa de abrigo para las personas que pasarán en las islas griegas el próximo invierno.

Los representantes de Salvamento Marítimo Humanitario aprovecharon para agradecer el apoyo recibido que ha permitido “hacer posible este proyecto y seguir trabajando”, así como a todo el equipo que ha trabajado en convertir el pesquero Aita Mari en un buque de salvamento.

Además, destacaron que iniciativas como estas son necesarias porque “no podemos abandonar a la gente en el mar, ni en las fronteras”. “Vivimos en un mundo que es uno, todos somos humanos, no podemos levantar muros”, sostuvo Gutiérrez.

Operaciones de rescate Por otro lado, en cuanto al hecho de que el Aita Mari no haya obtenido permiso para realizar operaciones de vigía y rescate de personas, los responsables de Salvamento Marítimo Humanitario señalaron que “el barco está más que preparado para rescate y las normas internacionales marcan que no se puede abandonar a nadie en el mar y eso es lo que vamos a hacer”, advirtieron. - D.N.