monreal/Elo - Al son de la txalaparta, los nombres unidos a la historia de la fosa de la Tejería de Monreal se escucharon ayer en el espacio que recordará para siempre al centenar de personas asesinadas en el lugar entre agosto y noviembre de 1936.

Ayer, 83 años después de aquellos terribles días, y tras tres años intensos de trámites, impedimentos, esfuerzos y compromiso con lo que alli pasó, se inauguró el Parque de la Memoria de la Tejería, con presencia de familiares, amigos, representantes del Gobierno y municipales, que se suma de este modo a los espacios memorialistas declarados y protegidos por la ley como lugar de convivencia, memoria, paz y aprendizaje para el futuro.

Después de las intensas lluvias caídas, un sol luminoso acarició las emociones de las más de 500 personas que acudieron al acto para hacer realidad la idea que se gestó en Teileriako Ahaztuak (Los olvidados de la Tejería), asociación formada hace tres años con seno en Monreal/Elo, y que ha luchado por ello con la ayuda de instituciones y voluntariado.

Los sonidos de los txalapartaris, Pedro y Mikel aumentaron su intensidad finalizada la lectura de las personas asesinadas y dieron paso a los bertsos de Sustrai Colina. A él le siguió Gaizka Aranguren Urroz, conductor del acto, para recordar que faltan por exhumar siete vecinos de Yesa, también fusilados y enterrados en término de Monreal, y destacar la defensa de Carmen García Pellón, vecina de Yesa, hija de uno de ellos, nonagenaria y presente en el acto.

CREACIÓN Y TESTIMONIOS También con emoción contenida, el escultor navarro Patxi Aldunate Los Arcos, autor de la obra artística, expresó en euskera y castellano el espíritu de su creación: “ Un grito de dolor y agonía pero también un grito de libertad, reparación y justicia, con el viento que atravesará los orificios abiertos en las esculturas”.

El conjunto lo forman cuatro tejas de acero “distintas como las personas y los hogares que nunca debieron ser ultrajados. Allí quedan inscritos los nombres y pueblos y un sobrecogedor testimonio de los hermanos Ojer, de Monreal, obligados a enterrar a los asesinados, entre los que había una maestra de Pamplona.

El parque sobre el agua de cola del Canal de Navarra que inunda la fosa y bordea la vieja tejería goza del paisaje frente a la Higa y se completará en el futuro con los nombres de los 7 de Yesa, “y con todos los nombres que puedan surgir de la investigación, siempre con al amparo del departamento de Paz, Convivencia y Derechos Humanos”, tal como apuntó el presidente de Teileriako Ahaztuak, Manu Biurrun Urrestarazu.

Belén Gay Gota y Erenia Biguria, recordaron y dedicaron versos a la figura “honesta y humilde” de Ramón Gota Hernández, su abuelo y bisabuelo, que fue practicante en Gallipienzo, preso en Tafalla y asesinado en Monreal, y declararon su intención de “mantener viva la historia de generación en generación”.

La emotiva e íntima carta de Ladislao Pérez Jaso (San Martín de Unx) a su mujer, Teófila Caminos desde la cárcel, a la que dio lectura su nieta, Maite Pérez Reta concluyó con un largo aplauso, seguido del Aurresku.

La voz del Gobierno, representado por Ana Ollo consejera de Relaciones Ciudadanas, fue la de Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, quien puso en valor el acto y el esfuerzo de Teileriako Ahaztuak por sacar adelante el lugar patrimonial y agradeció a los Ayuntamientos de Aoiz y al actual de Monreal. Recordó el ejemplo de la exhumación de 1978 impulsada por familiares, “50 metros más abajo, donde fueron asesinados y permanecieron ocultos bajo la tierra más de 40 años por sus ideas y reivindicaciones”.

Gastón incidió en el lugar de convivencia como herramienta de memoria crítica amparado por la ley y protegido, así como de su papel como parte de las Escuelas con Memoria por la convivencia.

El cantautor Fermín Valencia, voz y guitarra, acompañó con El Alto de Loiti la ofrenda familiar de claveles, seguido del joven socio de Teileriako Ahaztuak, César Asiain Erro, que compuso un tema para perpetuar a“ Los olvidados de la Tejería”.

La despedida correspondió a Manu Biurrun, lleno de agradecimiento a cuantas personas han hecho realidad el parque memorialista y, sobre todo, a la generosidad de los familiares de los fusilados cuyos nombres toman ya aire y luz; sin que la tierra, ni el agua, ni el paso del tiempo puedan borrar su memoria.

Apoyos. El Gobierno, foral a través de la consejera Ana Ollo y José Miguel Gastón (Relaciones Institucionales e Instituto de la Memoria respectivamente), representantes municipales de: Aoiz, Monreal, Urroz-Villa, Lizoáin Arriasgoiti, Aos (Valle de Lónguida) y Gallipienzo ( ayuntamientos colaboradores) ; vecinos y vecinas de Sangüesa, Lumbier, Cáseda , entre otros pueblos cercanos y asociaciones memorialistas arroparon a las familias y respaldaron a Teileriako Ahaztuak.

Agradecimiento especial. Además de a las instituciones, ayuntamientos y a las familias, Manu Biurrun dio las gracias especialmente a: Adolfo Markez Roncal, Josu Moreno, Jon Apalategi Lasa, Amagoia Arrastio y a Pako Mateo Zabalza.

belén gay gota “Mantendremos viva su historia de generación en generación”

La nieta de Ramón Gota Hernández, de Gallipienzo, fusilado en la Tejería, recalcó sus valores de solidaridad y justicia social.