donostia - La N-121-A era una carretera que Mikel Manzano Altuna conocía bien. Su vida discurría a caballo entre Gipuzkoa y Navarra, entre su Donostia natal, y donde residía con su familia en el barrio de Gros, y su Arantza de adopción, donde la familia tiene una casa y donde el joven de 21 años pasaba gran parte de su tiempo libre. Muy amigo de sus amigos, quienes le conocieron le definen como un chico sociable, "muy majete", "de esos de los que te puedes fiar porque no te va a meter en ningún lío".

Era gran amante del deporte. De pequeño probó suerte en el karate, disciplina que compartió con su hermana Naiara, algo menor que él. También le gustaba esquiar y no decía que no a una salida a la nieve con los amigos. Pero si había una pasión que destacara por encima de todas, esa era el motor, en forma de coche o de moto. Son numerosas las instantáneas que Manzano colgaba en sus redes sociales con la moto de montaña, aunque en los últimos tiempos prefería el rally, afición que compartía con Xabier Taberna, también fallecido en el mismo accidente. Había participado en varias carreras como copiloto. Mañana será despedido en el funeral que tendrá lugar a las 19 horas en la iglesia de San Ignacio de Gros, en Donostia. - I. Astarloa