- “Estás en cuarto y de repente pasa esto, se cancelan las clases y tienes que hacer todo desde casa, entonces piensas, ‘vaya, si es que ya no hay más Universidad’. Te quedas con ese mal sabor de boca, pero tampoco podemos hacer nada”, relata Camila Ayala Mora, estudiante del Grado en Sociología Aplicada en la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

Este último curso de carrera, la joven de 22 años tenía por delante dos asignaturas, el TFG y las prácticas, que las estaba realizando en CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, hasta que se las cancelaron. “La primera semana del estado de alarma hice teletrabajo porque estaba con un proyecto de mapeo de recursos y lo podía seguir haciendo desde casa, pero, al final, mi tutora me dijo que se cancelaban”, recuerda.

Era la única vez que iba a tener prácticas durante la carrera, por lo que para ella “fue una pena. Además, estaba aprendiendo un montón”, apunta Camila, quien hizo más de la mitad de las horas establecidas —130 de 240— y no tendrá que entregar un proyecto de investigación, a diferencia de quienes se hayan quedado por debajo de las 120 horas.

En cuanto al TFG, confiesa que todavía le queda bastante. Quiere hacerlo sobre los menores extranjeros no acompañados y su idea es “intentar hacer entrevistas a los menores o, si no se puede, a personas que trabajen con ellos. Puedo hacerlas por Skype si ellos están de acuerdo, pero no es lo mismo que hablar cara a cara”, comenta la estudiante, para señalar que desde la UPNA les han recomendado reestructurar el trabajo y sustituir la investigación en la calle por análisis de textos.

Una opción que a Ayala no le llama demasiado la atención, ya que “se pierde la esencia de la investigación. Se trata de analizar un problema social, y de esta forma no investigas algo nuevo, sino que trabajas sobre lo que ya está investigado”, explica. Tiene que entregar el TFG en junio, y le gustaría que la Universidad dejara más plazo para poder hacer el trabajo de campo que tenía pensado.

“Lo ideal sería entregarlo en junio, pero si se me alarga la investigación lo presentaré en septiembre. Mucha gente se está planteando hacer eso, pero si lo dejas para después de verano y lo suspendes tienes que volver a pagar la matrícula”, indica.

De momento, sigue preparándolo a la vez que dedica tiempo a sus dos asignaturas obligatorias. “No estamos haciendo clases online. En una nos han mandado leer varios textos y en otra no hemos sabido nada hasta el último momento. Para nosotros ha sido un poco caos”, admite.