o que iba a ser un viaje de menos de dos semanas se ha convertido por culpa del cierre de fronteras motivado por la pandemia del COVID-19 en una estancia de más de dos meses en Beirut, la capital de Líbano que, salvo imprevistos, mañana viernes tocará a su fin. La pamplonesa Asunción Amezketa, de 73 años, espera subirse a un avión fletado por el Gobierno libanés que volará prácticamente vacío hasta Madrid para repatriar a ciudadanos libaneses. "Aunque aquí estoy muy bien, con mi hija y mis nietos, ya tengo ganas de volver a mi casa", admite la mujer.

Asun viajó el pasado 3 de marzo a Beirut con el objetivo de quedarse con sus nietos Alejandro y Augusto mientras la madre de los dos menores, Jasone García, de 44 años y cooperante de Cruz Roja, viajaba a la India para asistir a un curso de formación vinculado a su trabajo. "Cuando vine a Beirut a principios de marzo, el coronavirus parecía que estaba muy lejos y que no iba a llegar a España. Así que no me replanteé viajar, no se me pasó por la cabeza que algo así pudiera pasar", recordaba ayer Asun al otro lado del teléfono. "Es cierto que un cuñado me dijo el día anterior al viaje que no iba a poder volver", añade.

Un día después de poner el pie en el Líbano, el Gobierno libanés acordó el cierre del aeropuerto de Beirut para prevenir la expansión del coronavirus. "Aquí las medidas de confinamiento han sido muy parecidas a las que hay en España y las gente las respeta totalmente. Por ejemplo, en las carnicerías vas a comprar algo y te lo sacan a la puerta, no puedes entrar al local", explica Asun, que admite que "estos dos meses he estado como una reina en casa de mi hija. Es una casa grande, pero es cierto que no he salido a la calle hasta este pasado sábado. No he salido para nada entre el 3 de marzo y el 9 de mayo, porque no quería correr ningún riesgo".

La mujer, que ha pasado el tiempo con sus nietos y su hija, explica que durante estos dos meses "he hecho algo de ejercicio, subiendo y bajando escaleras dentro del edificio. He estado muy bien, pero ya tengo ganas de volver a mi casa", recalca. Si no hay contratiempos, el regreso de Asun a Pamplona se producirá mañana mismo, cuando tome un avión a las 8.05 horas que volará desde Beirut hasta Madrid, con hora prevista de llegada a las 12.50 horas. "No sé cuántos españoles iremos en el avión, pero a mi hija le han dicho que irá prácticamente vacío", señala.

El avión en el que volará la pamplonesa hasta la capital del Estado español ha sido fletado por el Gobierno libanés para repatriar a ciudadanos libaneses. "Líbano es un país en el que hay 4 millones de libaneses, mientras que en resto del mundo se calcula que hay otros 12 millones de libaneses", explica Jasone García, hija de Asun y que lleva en Líbano desde 2012 como cooperante de Cruz Roja trabajando con refugiados sirios. "Por eso el Gobierno está organizando viajes de repatriación desde otros países".

Precisamente uno de estos vuelos, procedente de Nigeria, ha puesto en jaque otra vez a todo el país, que está inmerso en su propia desescalada. "Una persona que ha sido repatriada desde Nigeria, y que era positiva en coronavirus asintomática, no ha respetado la cuarentena que debía cumplir al entrar en el país y ha provocado un brote que ha afectado a 35 personas, incluidas un alto cargo del Estado, lo que ha supuesto que vuelva a decretarse el confinamiento de toda la población y el cierre del aeropuerto de Beirut", indica Jasone, que a lo largo del día de ayer recibía confirmación de que, a pesar de estas circunstancias, el vuelo en el que va a ser repatriada su madre volará finalmente mañana, como estaba programado. "Lo que ha pasado es una faena y nos ha generado cierta incertidumbre, pero si todo va bien, mi madre podrá estar mañana en casa".