- La pandemia del coronavirus impedirá que este año cerca de 4.000 niños saharauis disfruten del verano en España, conociendo otras formas de vida menos precarias de las que tienen en los campos de refugiados del desierto de Argel y evitando las altas temperaturas que allí se sufren en esta temporada.

Se quedan sin Vacaciones en Paz, como se llama este programa que desde mediados de los 80 permite aliviar, al menos durante los meses más calurosos, la situación de los niños y niñas de estos campos saharauis, que pasan esta temporada con familias españolas y de otros países europeos. “Ahora mismo están a 50oC, este año hasta las noches son muy calurosas en el desierto, la situación es tremenda”, dice Antonio García Manzano, presidente de la Federación Gaditana de Asociaciones Solidarias con el Sahara (Fecadiz).

La situación es “tremenda” porque, además, la pandemia y los cierres de fronteras impiden que la ayuda internacional de la que dependen llegue con normalidad a las cerca de 200.000 personas que malviven desde hace 40 años en los cinco campos de refugiados saharauis de Tinduf. “Ellos dependen de la ayuda internacional porque no tienen medios de producción, apenas unos pequeños huertos. Están subsistiendo con las reservas que les quedan y con la ayuda de organizaciones internacionales y de Argelia”, explica.