- El sector de la hostelería ha vuelto a sufrir un nuevo batacazo en Navarra derivado de la excepcional situación que ha hecho extremar las medidas de seguridad frente a la covid-19, que se resiste a marcharse. El pasado 22 de julio el Gobierno foral aprobó el sexto paquete de medidas preventivas con el fin de contener los brotes y evitar la aparición de nuevos que puedan poner en peligro la salud pública. Entre las restricciones contempladas destacaba el cierre a las 2 de la madrugada de todos los establecimientos de hostelería, además de la limitación de los grupos a un máximo de 10 personas, salvo convivientes, manteniéndose la obligatoriedad de la distancia entre mesas.

Estas mismas limitaciones se aplican a los banquetes nupciales, para muchos uno de los pilares principales dentro del mundo de las bodas. “Tras no ver un solo euro durante tres meses, estas celebraciones de gran volumen eran una de las vías de escape para la hostelería que pretendía salir por a poco a flote en verano”, explicó Nacho Calvo, gerente de la Asociación Navarra de Hostelería, que apuntó que “el 80% de los banquetes de 2020 se han visto afectados” debido al desbarajuste causado por la pandemia. “Los banquetes pueden seguir celebrándose”, apuntó Calvo, quien señaló que es “responsabilidad de cada uno hacerlo de forma segura”. “Si la gente es consciente de las medidas de seguridad, no hay problema. Lo que no se puede es ser un irresponsable, porque comprometes a todos los invitados y también al establecimiento. El sector ya ha sido muy castigado”, aseguró. Y es que, tras perder “el 100% de las comuniones” durante el estado de alarma y también los Sanfermines, “que las bodas estén cayendo supone perder los tres puntos de mayor facturación del año”, afirmó Calvo.

Por su parte, Patxi Díez de Ulzurrun, al mando de la cocina del Hotel Castillo de Gorraiz, aseguró que, al menos en este establecimiento, todas las bodas previstas para los próximos meses siguen adelante, “de momento con todos los sábados completos con hasta dos bodas”. Eso sí, “han menguado de tamaño. Si antes dábamos de comer a cerca de 150 invitados, ahora son alrededor de 80”, una reducción que Díez de Ulzurrun achaca a la “búsqueda de la seguridad”.

Si bien hace una década la búsqueda de un restaurante o finca en la que celebrar el banquete nupcial era toda una odisea que se podía alargar en ocasiones hasta los dos años, la oferta de estos establecimientos ha crecido tanto que las parejas no suelen reservar con más de seis meses de antelación. “El volumen de bodas que atendíamos antes era mucho mayor porque en Navarra había cuatro sitios contados donde celebrarlas, ahora es diferente”, explicaron desde el Castillo de Gorraiz. Por eso, en el caso de que los contrayentes así lo decidieran, el cambio de fecha de los banquetes no ha supuesto gran problema. “Hemos tratado de hacerlo lo más fácil posible para los novios porque ahora con la situación del coronavirus lo están teniendo que hacer todo a salto mata, sin saber qué pasará el mes que viene”. Para el Castillo de Gorraiz, “la compresión hacia las parejas que han visto sus ilusiones echadas por tierra” ha sido fundamental. “Hemos demostrado que tenemos el espacio suficiente para seguir celebrando estas comidas numerosas manteniendo las distancias y el resto de medidas de seguridad”, explicó Díez de Ulzurrun, quien aseguró que “los clientes han sabido valorar que las cosas están bien hechas y por eso la mayoría de banquetes han seguido adelante”.