- La covid-19 ha traído “una pandemia de desigualdad en salud”, porque “el coronavirus no infecta por igual a todas las personas, sino que refuerza y amplifica las desigualdades sociales ya existentes”. Así lo expresó Joan Benach de Rovira, director del Grupo de Investigación en Desigualdades en Salud-Employment Conditions Network (GREDS-EMCONET) de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en un curso de verano que se celebra esta semana de forma online en la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Según este experto, que participó en el monográfico Desigualdades sociosanitarias y Atención Primaria de salud. Lecciones poscovid-19, es necesario construir “un servicio nacional de salud público potente e integrado”, que pivote sobre los servicios sociosanitarios y la Atención Primaria, mejorando para ello su financiación, en lugar del modelo vigente, que calificó de “hospitalocéntrico”.

“No estábamos preparados para la pandemia ni como país ni tampoco a nivel global -afirmó Benach, que es co-director del Public Policy Center (universidades Pompeu Fabra y Johns Hopkins de EEUU)-. No existían sistemas de información, vigilancia, acción y prevención de la salud pública adecuados para hacer frente a la covid-19. Y, como demuestran distintos estudios, la pandemia está afectando a las desigualdades en salud. Se ha producido una pandemia de desigualdad, porque tenemos datos de que son los barrios populares y obreros los que acumulan el mayor número de personas que se han visto obligados a trabajar presencialmente, porque no han podido teletrabajar, y viven en viviendas de peor calidad, además de otros factores. Hay desigualdades sociales y la pandemia las refuerza y las amplifica”. Este experto se preguntó qué hay detrás de la pandemia y concluyó que “una forma de producir, de vivir y de consumir muy ligada al capitalismo”.

A su juicio, se pueden obtener varias lecciones de la pandemia. “No sabemos cómo prepararnos ante las emergencias. En los países ricos, ha ocurrido una tercermundialización de la sanidad: muchos trabajadores de la sanidad se han visto ante el dilema ético de preguntarse qué hacer con un paciente por la falta de medios. Solo la planificación pública puede resolver este problema. Además, está la lección de la fragilidad. En nuestro mundo, se ha puesto el acento en las distintas tecnologías, que parecen conducirnos hacia un progreso infinito. En el fondo, son fantasías. De hecho, hemos de cuidar lo que tenemos: la Tierra, los seres humanos, para ir a un mundo sostenible”, señaló. Por ello, prosiguió, es necesario “un cambio mental, educativo y cultural de enorme calado, que nos debe llevar a un cambio muy profundo y radical, que no solo tiene que ver con la ecología y la sociedad, sino también con la sanidad y la salud públicas”. “Necesitamos un servicio nacional de salud público realmente potente e integrado, donde los servicios sociosanitarios y la Atención Primaria estén en primera línea y mejor financiados, para dejar atrás un modelo hospitalocéntrico medicalizado y tecnologizado”, concluyó.