- El Juzgado de lo Penal número 4 de Pamplona condenó ayer de conformidad a tres meses de prisión por un delito de acoso a un hombre que siguió habitualmente, tanto por la vía pública como en distintos establecimientos e incluso en viajes y vacaciones, a una amiga con la que quería tener una relación de pareja y ella se negó reiteradamente a ello.

La sentencia condenatoria, que el procesado aceptó ayer, relata que el sentenciado, de 51 años de edad, mostró a primeros de 2019 un interés sentimental por una mujer con la que había mantenido una relación de amistad a lo largo de dos años, pero ella se negó. A raíz de esa negativa, el acusado, con la finalidad de conseguir la relación que pretendía, empezó a estar habitualmente en las cercanías del domicilio de la víctima y a hacerse el encontradizo en las paradas de autobús a las que ella solía acudir. Aún cuando ésta cambiaba de parada, su acosador también estaba en la nueva lo que, acorde a la sentencia, “demostraba que él la seguía con asiduidad”.

Incluso, en una ocasión en la que la denunciante viajó a otra ciudad, se lo encontró en la estación de tren de dicha localidad sin que ella supiera la forma en que se había enterado de su viaje. De la misma manera, durante unas vacaciones con sus amigas a más de 350 kilómetros de su residencia habitual en Pamplona, el acusado se presentó allá y le mandó mensajes para quedar con ella. Al negarse, él le pidió que le devolviera 670 euros que le había dejado con anterioridad, a lo que la víctima accedió para conseguir que la dejara en paz.

Asimismo, este le enviaba constantemente mensajes telefónicos y, ante las contestaciones de la víctima para hacerle comprender que no quería tener relación alguna con él, el condenado le decía frases como “quiero estar contigo, “solo vas a estar conmigo”, “no vas a ser de nadie más”, “voy a estar detrás de ti”, “voy a controlarte por todo”, “vas a ser mía o de nadie”.

La conducta del acusado, casi diaria excepto cuando trabajaba, se extendió durante aproximadamente un año. En una ocasión, cuando la denunciante iba a su trabajo, el acosador le salió al paso y le dijo “sigue, que yo no te voy a molestar más”, y a los tres días, cuando esta salió al balcón de su domicilio, vio al condenado dentro de su vehículo aparcado haciéndole gestos obscenos, por lo que llamó a la Policía y presentó una denuncia. A los cuatro meses, la víctima, que había vuelto a recibir mensajes e incluso un regalo que esta rechazó, volvió a tener un encontronazo con el acusado en un bar.

Todos estos sucesos hicieron que la denunciante viviera con “nerviosismo y ansiedad, que cambiara la parada de autobús que utilizaba y los lugares por los que iba al trabajo, y que necesitara la compañía de otras personas en determinadas situaciones”, todo debido al temor que le infundía la conducta del acusado”. Ayer, en la conformidad, la víctima renunció a cualquier tipo de indemnización en concepto de responsabilidad civil.