ras casi noventa años de lucha perseverante contra el silencio y el olvido impuestos por el franquismo, Diego Doroteo Diéguez se ha vuelto a reunir con su familia. Durante todos estos años, su hija Concha ha luchado con uñas y dientes para hallar los restos de su padre, fusilado en 1936 en el paraje de Sorozarreta en Altsasu y que finalmente fueron hallados en 2016 en la sima de Otsoportillo en Urbasa. Tras tantos años de espera y sufrimiento, ayer fue el día señalado en el que el Gobierno de Navarra le hizo entrega de la urna en un acto muy emotivo en el Archivo de Navarra. Claudio Manuel Sánchez Diéguez, hijo de Concha, leyó una carta escrita por ella en la que relató que la entrega se lleva a cabo tras 84 años “de lucha, discriminaciones, humillaciones, incluso encarcelamientos”.

El acto, estuvo presidido por la consejera de Relaciones Ciudadanas, Ana Ollo, también estuvieron presentes el director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, Martín Zabalza; el director del Instituto Navarro de la Memoria, Josemi Gastón; el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde, así como representantes de diferentes grupos políticos, asociaciones memorialistas, Sociedad de Ciencias Aranzadi, Nasertic, y los alcaldes de las localidades de Altsasu y Berriozar.

Según relataba Concha en el texto, “hoy es un día muy feliz, el más grande”, aunque “con la pena por todas aquellas personas que siguen sin exhumar”. Además, lamentaba la ausencia de sus hermanos que “faltan por la mala vida que les hicieron pasar” y que “lo duro no es contarlo sino vivir” la experiencia porque “la vida que ellos vivieron no era vida”.

En cuanto a la situación política y social actual, Diéguez confesaba en el texto que no se veía gritando que la ley es igual para todos. “Eso seguirá así mientras tengamos una Constitución aprobada por la mayoría de los franquistas”, añadía. Al mismo tiempo lamentaba las cartas “sin respuesta” enviadas a todos los obispos de España, “al igual que la carta enviada al Papa, con una respuesta que dijo de dónde vienes, manzanas traigo”.

Concha Diéguez, además mandaba ánimos “a todos los familiares de fusilados que quedan aún en las cunetas y en el mar” y solicitó que “pongan unos monolitos a las puertas para que se entere todo el mundo de lo que se hizo en la guerra”. Por último, subrayaba que “una cosa es perdonar, pero no se puede olvidar porque el dolor se queda incrustado en el corazón”.

Durante el acto, la consejera Ollo recordó que Claudio Diéguez, “como la inmensa mayoría de víctimas de la represión franquista en Navarra, fue asesinado únicamente por sus ideas políticas y su actividad sindical”. Además, subrayó que el compromiso del Gobierno con la memoria histórica no se reduce únicamente a la actividad pública que resulta más visible, como las prospecciones o las exhumaciones, sino también a todo el trabajo silencioso de investigación, documentación, contraste de hipótesis, actualización y revisión del mapa de fosas o los cotejos de perfiles genéticos”.