Dos educadoras sociales de Salhaketa Nafarroa acuden cada miércoles al centro penitenciario de Pamplona a realizar entrevistas con las personas presas que quieren acceder al programa de piso de acogida para permisos y estancias temporales que gestiona la asociación. En estos espacios, las personas presas además de acudir para solicitar plaza en el piso de acogida de Salhaketa Nafarroa y exponer sus demandas sobre su situación en prisión, también conversan sobre su día a día. María Rodés Laplaza es una de estas profesionales..

¿Cuál suele ser el perfil de una mujer presa?

-Al igual que los hombres, las mujeres que están en prisión suelen tener una situación socioeconómica desfavorable, un bajo nivel de estudios y trabajos precarizados. De hecho, son precisamente estas circunstancias las que muchas veces propician su ingreso en la cárcel. También es destacable que muchas de estas mujeres tienen problemáticas de drogodependencia y salud mental.

Además, aunque estadísticamente hay menos mujeres presas que hombres, es reseñable que sus condenas suelen ser más largas, por lo que suelen más tiempo en prisión (con las consecuencias que esto conlleva) y que dificulta aún más una posible reinserción.

Según los últimos datos, la mayor parte de las mujeres presas tienen entre 40 y 60 años, aunque en Pamplona también se ven mujeres más jóvenes.

¿Cómo es el día a día de las mujeres presas en Pamplona?

- En la cárcel de Pamplona hay un único módulo de mujeres, el cual tiene unas dimensiones muy grandes para el número que hay lo que les genera una sensación muy angustiosa. Las mujeres pasan su tiempo en este módulo. Es ahí donde están sus celdas, el patio, el gimnasio, el comedor, el economato y las salas donde realizan actividades. Desde Salhaketa Nafarroa consideramos que las mujeres no reciben una atención adecuada y que las actividades que realizan son escasas y muy feminizadas. Tienen costura, manualidades, música, huerto… más orientadas al rol tradicional de la mujer y no tanto dirigidas a una reinserción posterior. Algunas tienen trabajo, pero son trabajos muy feminizados, de limpieza o lavandería; y están muy precarizados, porque cobran muy poco.

También es importante señalar además que este único módulo de mujeres es un módulo de respeto, una formula terapéutica creada por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Desde el punto de vista de Salhaketa Nafarroa es algo absolutamente perverso en su concepción y aplicación. Entre otras cuestiones, la inclusión en estos módulos debe ser voluntaria, sin embargo, en Pamplona, esta voluntariedad en la práctica se convierte en una obligación al no existir otro módulo de mujeres, por lo que si no se acepta (o “no se encaja”) en el módulo, son trasladadas a otra prisión, con todo lo que esto supone para la persona presas y para sus familias y personas allegadas.

¿Qué ha supuesto la pandemia?

- El día a día de las personas presas ha cambiado mucho desde el inicio de la pandemia. En la cárcel de Pamplona, las restricciones comenzaron ya antes de la declaración del Estado de Alarma: el 12 de marzo se aisló la prisión y quedaron suspendidas todas las actividades tratamentales, los permisos de salida, las visitas y los vis a vis, incluyendo las visitas de abogadas y de asociaciones, todo. Aunque esta situación se fue revertiendo hacia el mes de mayo la verdad es que la “normalidad” no ha regresado en ningún momento.

Constantemente se están restringiendo tanto actividades como comunicaciones y permisos de salida, algo muy grave dado que afecta directamente al contacto de las personas presas con sus familias y personas allegadas, a la evolución tratamental y, en definitiva, al acceso a la libertad. Por ejemplo, los vis a vis llevan suspendidos desde agosto del año pasado y las comunicaciones por cristal se restringen y se recuperan dependiendo de cómo esté la situación fuera de prisión.

No podemos obviar que el mero paso por la cárcel hace que los vínculos que tienen las personas presas con su entorno se vean debilitados. Si a esto le sumas restricciones en las comunicaciones, el impacto en la persona presa, en su salud mental y emocional, es brutal. Por otra parte, los permisos de salida también se reanudan y suspenden dependiendo de la situación sociosanitaria. Cuando se permite salir de permiso es con la condición de que a la vuelta se sometan a un aislamiento “sanitario” de aproximadamente 11 días en una celda, con menos de una hora de salida al patio. Se aplica cada vez que una persona sale de la cárcel, no sólo para un permiso sino también para acudir a un juicio, una cita médica...

Desde el inicio del Covid19, estamos exigiendo junto con otras asociaciones navarras y estatales que se adopten medidas respetuosas con los derechos de las personas presas. Desde Salhaketa Nafarroa insistimos en que la única forma de prevenir los contagios, sin caer en vulneraciones de derechos, es adoptar medidas tendentes a la excarcelación de las personas presas.

¿Ellas cómo se sienten?

-En la cárcel de Pamplona hay aproximadamente 20 mujeres frente a 262 hombres, lo que hace que ocupen un mayor espacio y que haya más actividades dirigidas hacia ellos. Esto hace que las mujeres estén más invisibilizadas y además doblemente castigadas. En muchas ocasiones, cuando quien comete un delito es mujer y encima madre, como lo son muchas, la carga moral y el castigo social son todavía mayores, porque se les considera malas mujeres por estar o haber estado en prisión, y en el caso de las madres, tanto por separarse de sus hijos como por mantenerlos con ellas en la cárcel.

Además, el funcionamiento dentro de la cárcel es distinto al del exterior, hay una serie de normas que hay que aprender (allí dentro todo lo que quieran solicitar hay que hacerlo mediante instancia, por ejemplo) y de nuevos códigos de conducta, tanto con los funcionarios como con sus compañeras, es otra forma de relacionarse. Algunas mujeres nos cuentan que, a pesar de no tener intimidad (muchas comparten celda), se sienten muy solas y el aislamiento social que sufren es muy alto. Hay que entender que, en el momento en el que entras presa, te separan de todo tu círculo social, de tu familia y amistades, de tu rutina y tus aficiones. En definitiva, de todo tu arraigo, y te encierran con personas desconocidas con las que tienes que convivir diariamente. A nivel psicológico es muy potente.

¿Cómo viven dentro esta situación de pandemia?

-Aparte de la desinformación tan grande que tienen, porque no hay acceso a Internet y la comunicación exterior se está viendo muy reducida, casi todo lo que saben es a través de la televisión, por lo que la información que les llega es muy sesgada. En general, tienen miedo a salir y que puedan contagiarse o que lo hagan sus familias cuando van a verlas, sobre todo si es de otra Comunidades Autónomas o de otra parte de Navarra, al tener que desplazarse. Eso les genera mucha más ansiedad e inseguridad.

¿Qué les suelen demandar?

-Algunas de las mujeres verbalizan que les gustaría poder comunicarse con sus familiares y amistades de manera más regular y durante más tiempo y, sobre todo, recuperar los vis a vis. Otra de las demandas es la mejora en la atención médica: no hay suficiente personal, la atención no es personalizada, no se les dedica suficiente tiempo... y se quejan bastante de eso. También demandan asistencia ginecológica, y médicos más especialistas como dentistas, psicólogos... faltan recursos para una atención de calidad. En Navarra comenzamos el año 2020 sin médicos en la prisión y llevamos más de 18 años de retraso en asumir la competencia sanitaria de la cárcel de Pamplona.

¿Qué opina de la iniciativa de la Escuela de Educadoras y Educadores de la recogida de libros con dedicatorias para ellas?

- Estamos muy contentas de que las alumnas y alumnos de la Escuela de Educadoras y Educadores se animaran a poner en marcha este proyecto y que contaran con nosotras para ello. Uno de estos alumnos está con nosotras este año haciendo sus prácticas y esto nos ha permitido hacer esta colaboración. La iniciativa es súper bonita y ha tenido muy buena acogida, las mujeres con las que hemos hablado están encantadas con la noticia y a la espera de recibir los libros.

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