- El vecino de Goizueta, Jesús María L.E., que se encuentra en prisión provisional desde que el 8 de abril del año pasado disparara un cartucho de perdigones a la cabeza de un vecino con el que estaba enemistado, declaró ayer que "disparó al aire" porque se sintió amenazado por la víctima y "no pensó que podía darle en la cabeza. No tenía intención de dispararle y no era consciente de haberle herido", afirmó, parco en palabras y con intérprete de euskera. Sin embargo, el agredido, que tiene 15 perdigones alojados en la zona del parietal derecho, aseguró que el acusado sabía perfectamente que había acertado en su disparo porque incluso salió fuera de la casa cuando él yacía en el suelo aún aturdido y sangrando en abundancia. "Entonces se asomó, sin el arma, y vino a decirme: Yo iré a la cárcel y tú irás al cementerio", precisó, recordando que le hizo un gesto con el brazo indicando el camposanto que está junto al lugar de los hechos. La víctima le relató al primer vecino al que pidió auxilio que "este hijoputa me ha tirado a la cabeza" y que le había disparado "a matar".

El procesado, juzgado en la Sección Primera de la Audiencia navarra y al que le piden 12 años de prisión, negó que hubiera amenazado a la víctima tras dispararle, y que tampoco le hizo un gesto amenazante (simulando con los brazos como si le apuntara con una escopeta) cuando aquella tarde le vio pasar con su coche por delante de casa hacia sus animales.

Ambos fueron íntimos durante años, incluso iban juntos en el coche a trabajar, pero la víctima, cuya mayor afición son las ovejas que posee en una borda cercana al caserío del acusado, empezó a sospechar de su vecino. "Me mataron 20 ovejas en 4 años y fue él, era el que empezó a hacerme mal". Fue a finales de 2019 cuando su amistad se truncó y, a partir de ahí, comenzaron los roces, conocidos en todo el pueblo. El procesado había denunciado en dos ocasiones a la víctima por amenazas y allanar su morada. La víctima fue absuelto en una de estas causas y la otra aún no se ha juzgado.

En la tarde de los hechos, el herido, que solía tocar la bocina cuando pasaba por delante de la casa del atacante, afirmó que iba a ver a las ovejas pero que al ver que el agresor le apuntaba desde la ventana, le entró cierta rabia, aparcó el coche donde pudo, se adentró en el jardín y le lanzó a la ventana un matojo de hierba. "Entonces él se escondió en la casa, yo me giré para coger otro matojo y me disparó de espaldas". El acusado, experto cazador, manifestó que solo le vio pasar con el coche y que luego empezó a "oírle chillar, amenazarle y estuvo tirando piedras contra mi ventana. Le tenía miedo y fui a defenderme. Cogí una escopeta de un armario y apunté al aire. Él salió corriendo".

El herido claro que huyó, pero lo hizo con perdigonazos en la cabeza. Empezó a sangrar, se acercó en el vehículo a casa de otro vecino, que le taponó la herida con un jersey, y fueron juntos al médico de guardia. Este le apreció dos orificios con perdigones dentro de la cabeza. No le afectaban al cráneo. Le curó y a Urgencias. El acusado, mientras tanto, era detenido en su casa. Ayer declaró que después del incidente se metió en la cama y que había bebido algo de vino. Lo cierto es que la Policía Foral estuvo negociando con él dos horas y media para que se entregara. Se le practicó una prueba de alcoholemia y arrojó un resultado de 1,03 miligramos de alcohol por litro de aire, con lo que cuadruplicaría, por ejemplo, la tasa límite para conducir.

"Le tenía miedo. Vino a chillarme a casa y me defendí. Pero no creía haberle herido"

Acusado

"Iba con el coche y me hizo una amenaza desde la ventana. Entonces le tiré un matojo a la casa y él me disparó de espaldas"

"El herido me pidió que llamara al 112. Decía que le había disparado a la cabeza, a matar"

Testigo y quien auxilió a la víctima