- La pandemia de la covid-19 y la implantación de los medidores de CO2 para la apertura de interiores en hostelería, han puesto en evidencia la importancia que tiene la ventilación para renovar el aire. Podemos entender que, para conseguir dicha renovación del aire, existen dos tipos fundamentales de ventilación, definidas como: manual y mecánica. La ventilación manual requiere abrir las ventanas cada dos por tres, resultando una actuación a todos luces poco eficaz y menos eficiente, ya, que, transcurrido un rato, volveremos a situarnos en la condición inicial de estar respirando un aire viciado. La ventilación mecánica, por su parte, emplea el sistema denominado de doble flujo, que mantiene la estancia aireada de forma continuada, y si además cuenta con un recuperador de calor, nos permitirá mantener la temperatura adecuada de confort sin propiciar un derroche añadido de energía que directamente influirá tanto en la economía como en el medio ambiente.

El Gobierno de Navarra ha permitido abrir la hostelería con un 30% de aforo siempre y cuando tengan un medidor de CO2. ¿Qué nos permite o nos facilita esto?

-La primera reflexión que deberíamos hacer es que aquello que no se mide no se sabe cómo está. Me da igual, por su relatividad, el nivel de calidad del aire en la que nos encontremos. Cualquier situación que queramos mejorar, debemos medirla previamente para después y en función de los parámetros obtenidos, poder actuar en consecuencia. No resulta inteligente efectuar la ventilación de un local en función de sensaciones. No resulta ni efectivo ni funcional. Existen en el mercado, innumerables aparatos medidores de mil conceptos diferentes. Ahora se está hablando mucho del CO2, pero también están aquellos que evalúan las cantidades de formaldehido y de diferentes componentes volátiles que determinan si un aire está contaminado o no. El CO2, o dióxido de carbono, es un gas incoloro presente en la atmósfera de forma natural a razón a unas 410 ppm. siendo generado por diversas fuentes, pero con una incidencia directamente proporcional a la ocupación de un lugar por variados organismos vivos, quizás esta realidad pueda llevar a plantearnos la necesidad de que además de los establecimientos de hostelería, otros tipos de estamentos tanto públicos como privados deban también implantar acciones y actuaciones enfocadas a mejorar la calidad del aire interior de sus edificios.

Una vez instalado un medidor, si el nivel de dióxido de carbono de una estancia es superior a los 800 ppm, ¿qué se puede hacer?

-Evidentemente, la respuesta es ventilar. Es la mejor forma que tenemos de renovar el aire viciado, contaminado por nosotros mismos. Ahora bien, tal y como hemos señalado anteriormente, existen dos maneras de actuación para ventilar. Una de ellas ejercida por el ser humano abriendo y cerrando las ventanas de forma aleatoria, o, mediante la instalación de un sistema mecánico de ventilación. La primera opción de abrir las ventanas manualmente cuando el medidor del CO2 nos advierta de que estamos por encima de los niveles recomendados y que tenemos que ventilar, abriremos las ventanas en consecuencia, renovaremos el aire y volveremos a volver a cerrarlas. Con lo cual, en breve espacio de tiempo si las condiciones no varían, retornaremos a la situación previa ¿Es una medida óptima y excelente? Evidentemente no; resulta más un parche de eventualidad que apaña una situación momentánea. También estamos viendo otras formas de comportamientos como la activación cursada continua, es decir: mantener permanentemente puertas y ventanas abiertas facilitando así el equilibrio deseado para no sobrepasar los límites máximos exigidos de CO2. Otro claro despropósito energético en tanto en cuanto tengamos la necesidad de refrigerar el local en verano, como de calefactarlo en invierno, debiendo tener en cuenta, además, el consiguiente disconfort producido por elevados diferenciales de temperatura ambiente y corrientes de aire.

El segundo sistema que menciona es la ventilación mecánica. ¿Cómo funciona?

-Lo primero que tenemos que lograr es: hacer o convertir el edificio en un espacio lo más hermético posible. La hermeticidad en la construcción resulta ser en nuestro país una de las disciplinas menos concebidas y aplicadas, quizás o seguramente, por desconocida. Una vez habiendo conseguido tales características de base, introducimos aire limpio previamente filtrado, extrayendo al mismo tiempo el aire del interior viciado. Consiguiendo con este proceder ventilar una estancia mediante un sistema de doble flujo. Si añadimos a dicho sistema un recuperador de calor, conseguiremos que el aire recogido del exterior que estará frío o caliente en función de la temperatura exterior, antes de introducirlo en la vivienda intercambiará dicha temperatura con la del aire que sacamos, tendiendo a su natural equilibrio físico. Es decir: del aire viciado que está a 22ºC en el interior, antes de echarlo a la calle, me quedo con su energía y se la aporto al aire que entra del exterior, bien para subir la temperatura o para bajarla. Este segundo sistema de ventilación, más completo y eficiente, determina aquello que se define como de doble flujo con recuperador de calor y que en muy poco espacio de tiempo vamos a ver crecer su implantación en espacios convencionales, ya que prácticamente en la mayoría de los edificios nuevos van integrados dichos sistemas. Añadir además, que este tipo de instalaciones evita olores desagradables, limita enormemente la aparición de polvo, y prácticamente impide el acceso a organismos indeseables como ácaros e insectos.

¿Qué coste tiene instalar este tipo de ventilación?

-Va a depender mucho del tamaño del inmueble y de la cantidad de personas que van a interactuar usándolo simultáneamente. No es lo mismo practicar una instalación en una vivienda de 60 metros cuadrados que hacerlo en unas oficinas que tienen más de 300 metros. Existen sistemas de ventilación muy buenos que pueden tener un coste rondando los 1.000 euros y de fácil instalación para lo cual solamente es necesario practicar un orificio en la pared. A partir de ahí y para grandes superficies, puede llegar hasta 30.000 euros, pero va a depender del tamaño. En cualquier caso, resulta ser actuaciones asequibles, puesto que son amortizables gracias al ahorro que supone una notable merma en la factura energética de cada mes. Estos sistemas de ventilación son únicos porque no tenemos otra posibilidad. O mantenemos todas las ventanas abiertas o ventilamos de forma automática garantizando de forma continua que el aire sea saludable y esté limpio dentro de nuestras viviendas tras la contaminación lógica producida por la respiración. Los medidores de CO2lo único que nos dicen es que vamos a medir. Nos van a indicar si tenemos un ambiente cargado. Sería interesante poder realizar una intervención en mi restaurante, en mi oficina, en mi taller, o en mi casa, que garantice no solamente estar por debajo de unos niveles de CO2 en un momento determinando, sino que, además, me asegure mantener permanentemente una situación saludable y de confort mitigando además la dependencia energética.