El Instituto Navarro de la Memoria del Gobierno de Navarra ha logrado una nueva identificación, la de Vicente Mejuto Leis, que fue uno de los cuatros presos fugados asesinados en las faldas del monte Ezkaba, en una zona próxima a la localidad de Berriozar conocida como la Esparceta. Se trata del quinto fugado identificado y el primero de los 55 gallegos asesinados durante la fuga del penal del Fuerte de San Cristóbal el 22 de mayo de 1938.

Con la de Vicente Mejuto son ya 29 las personas identificadas desde la creación del banco de ADN de Navarra sobre un total de 268 expedientes abiertos durante este tiempo.

Vicente Mejuto Leis nació el 24 de enero de 1913 en la localidad coruñesa de Cee. Estaba soltero y era chófer. Fue detenido junto a su hermano Teófilo y otros sindicalistas de su comarca, que fueron condenados a muerte y asesinados. Vicente fue procesado y juzgado por rebelión militar y condenado a 12 años y un día de prisión. El 17 de junio de 1937 fue trasladado desde la Prisión Provincial de Coruña al penal del Fuerte de San Cristóbal, en el monte Ezkaba, donde permaneció encerrado hasta el día de la fuga.

La fosa de la Esparceta fue exhumada por la Sociedad de Ciencias Aranzadi a iniciativa del Ayuntamiento de Berriozar el 18 de abril de 2015. Para su localización fueron de gran relevancia las investigaciones de Fermín Ezkieta y los testimonios de varios vecinos de la localidad, que narraron el importante movimiento de militares y guardias civiles tras conocerse la noticia de la fuga, y la detención de cuatro presos, conducidos por el llamado Camino del Agua hasta el paraje de la Esparceta, donde fueron asesinados.

Durante los años siguientes, en el paraje de la Esparceta se ha desarrollado un importante proyecto de creación de un espacio de memoria, con participación comunitaria, especialmente de jóvenes de la localidad (la mayoría alumnado del IES Berriozar), organizados en torno a Gaztegune con la dinamización de la asociación Ikari Ari. El trabajo, dentro de la propuesta educativa de aprendizaje-servicio, consistió en tareas de limpieza y acondicionamiento del espacio, combinada con la reflexión sobre aquellos hechos, que han dado lugar a la creación de un parque inaugurado el año pasado.

Las identificaciones solo pueden llevarse a cabo si se cuenta con muestras genéticas aportadas por familiares. Para contactar con ellos es fundamental el trabajo de las asociaciones. En este caso, un familiar de Vicente Mejuto contactó con Txinparta-Fuerte de San Cristóbal, que a su vez lo puso en conocimiento del Instituto Navarro de la Memoria. En el caso de los fugados gallegos, aunque todavía no han podido producirse más identificaciones, el banco de ADN cuenta con muestras de varios familiares de asesinados en la fuga gracias a la colaboración de numerosas asociaciones memorialistas de Galicia, que se han implicado en la búsqueda de esos descendientes. Desde el Instituto Navarro de la Memoria se confía en que esta identificación estimule nuevos contactos para seguir avanzando en este complejo proceso.