La jueza de lo Penal 2 de Pamplona ha condenado a dos años de prisión por un delito de abusos sexuales a un médico psiquiatra que ejerce en la sanidad pública navarra por intentar besar a la fuerza a una paciente al concluir una consulta. Debe resarcir a la víctima con 25.000 euros por el perjuicio ocasionado y él queda inhabilitado para su profesión durante el tiempo de la condena. La jueza da por probado que la conducta del acusado implicó un ataque a la libertad sexual de la víctima. La mujer acudía a la consulta del psiquiatra desde el mes de septiembre de 2017 hasta el 26 de febrero de 2019. Acudió con el médico ya que quería presentarse a unas oposiciones y quería que el acusado le recetara medicación para estar concentrada.

La consulta de aquel día se desarrolló sin incidencias, pero al finalizar la misma, y al disponerse ella a salir del despacho, el procesado le comentó que "estaba enamorado de ella, que era una mujer muy fuerte, la abrazó e intentó besarle en la boca, propósito que no consiguió al esquivar la mujer al procesado" y marcharse del lugar a continuación. A consecuencia de ello, la víctima sufrió un claro retroceso en su recuperación, reconoce la sentencia. Y así, detalla que presenta sintomatología compatible con trastorno de estrés postraumático asociado a la experiencia vivida, y una reactivación del cuadro ansioso depresivo manifestado con anterioridad a los hechos, lo que ha influido muy negativamente en todas las facetas de su vida personal, social y laboral.

La Fiscalía pedía la absolución por entender que los hechos no eran constitutivos de delito, mientras que la acusación particular pedía 26 meses de cárcel por agresión sexual. La jueza le condena por abusos por entener que su propósito y ánimo era obtener una satisfacción sexual a costa de otra persona que no había dado su consentimiento, según doctrina del Su-premo. Se condena por cualquier acción que implique un contacto corporal inconsentido con significación sexual. El acusado defendió en el juicio que ella le pidió 75.000 euros por no denunciarle, ella lo negó, y sí reconoció él que le dio "un pico em-bargado por la emoción de la consulta".

La jueza dice que "no se trata de una tentativa de agresión sexual puesto que la conducta del acusado no fue más allá de acercarse súbitamente a su paciente para besarle en la boca, acto éste de connotación sexual. Para dar ese beso en la boca, el acusado debía, inexcusablemente, "acercarse a la paciente, pero sin que en el presente caso se advierta una intensión en el acusado que vaya más allá de la conducta descrita, aunque para la denunciante resultara sorpresiva y chocante y llegara a sentir asco y sensación de acorralamiento". Para corroborar la versión de la denunciante, la sentencia recalca la declaración de la forense que dijo que no detectó en la víctima "simulación de unos hechos que había vivido con intensidad".