- El almacén de escayola de Koldo Gracia es un buen ejemplo de los daños a los comercios de la Rochapea Vieja por la crecida del Arga. En su negocio, estima en un primer cálculo, los daños pueden rondar los 30.000 euros en material. "Por lo menos he podido sacar la carretilla elevadora, que ella sola vale 37.000 euros", expresó Gracia, preocupado por cuándo podrá acceder a su local. En su experiencia se refleja también cómo esta inundación ha superado a las anteriores. Como acostumbra, ha llegado al trabajo pasadas las 7 de la mañana, cuando las calles aún tenían una imagen de normalidad, y en cuestión de minutos ha visto cómo el agua cubría por completo el barrio. "Nos han entrado 50 centímetros de agua, unos diez más que en la riada de 2013", expresaba, añadiendo además la rapidez con la que ocurrió. "A las 8.10 ha pasado una patrulla de Policía Municipal avisando de que sacaran los coches, y en media hora ya tenía el agua por encima del tobillo", relató Gracia, entre llamada y llamada a su asesoría y seguros.

Cuando ocurrió la anterior crecida, en junio de 2013, Gracia recuerda que el consorcio de seguros respondió con rapidez. "Pero entonces se nos rompió otra carretilla elevadora que estaba nueva, pero como tenía 10 años y nos pagaron bastante menos por eso", comentaba.

En la calle Joaquín Beunza hay otros negocios que ya han padecido otras crecidas del río, además de la de 2013, que anegó gran parte de sótanos, garajes y trasteros de esa parte de la Rochapea. Uno de los ejemplos es el bar Arga, que tiene en su fachada un mural que refleja las crecidas del río y la solidaridad del vecindario rochapeano.