"Mi abuelo fue como mi padre, mi amigo y mi mejor maestro. Tenía las tres dosis de la vacuna, pero se contagió de coronavirus en la residencia y falleció". Quien habla es Maitane Esteban, una de las tres nietas de Juan Amezcua Pérez, que murió el pasado domingo a los 92 años en la residencia Santo Domingo de Estella. Pese a que la vacunación está reduciendo enormemente el impacto del virus en los centros de mayores, sigue habiendo contagios -320 la semana pasada- y también fallecidos. El departamento de Derechos Sociales informó el lunes de que por el momento no había habido muertes de personas vacunadas en residencias en esta sexta ola, pero los datos no estaban actualizados y no se tenía en cuenta, como mínimo, el caso de Juan Amezcua.

El abuelo de Maitane Esteban se empezó a encontrar mal hace dos semanas. "Era un hombre que estaba bien, que hacía deporte y que tenía la cabeza muy amueblada, pero el sábado fui a visitarlo y no quería hablar, estaba decaído y demacrado. Apenas contestaba. Le agarraba de la mano porque sabía que algo estaba ocurriéndole y no me soltaba. Abuelo, ¿qué te pasa? -le pregunté insistentemente-. Antes de marcharme, me dijo: Me quiero morir. Imagínense el sufrimiento que le estaba causando el maldito covid, pero él jamás se quejó. Es una persona que nunca ha dado guerra y que no ha querido ser una carga para nadie, pero ya se notaba mal. Casi ni hablaba. Y esa fue la última vez que vi a mi abuelo", recuerda.

En esa última visita también llamaron la atención de la nieta una serie de extraños y sibilantes sonidos que realizaba su abuelo al respirar. "Yo pensaba que estaría con el pecho cogido o algo, pero eran unos ruidos que no habíamos escuchado nunca. Y, a los dos días, nos llamaron de la residencia para decirnos que tenía covid".

Maitane Esteban intentó ponerse en contacto con su abuelo en repetidas ocasiones, pero sin éxito. "Llamé varias veces, pero siempre lo pillaba descansando, durmiendo o comiendo y no pude ni hablar con él. El día 2 de enero, me llamó mi madre a las cuatro de la tarde y ya sabía que había pasado algo malo. Efectivamente, había fallecido mi abuelo", rememora.

"Siempre te llevaré en el corazón"

El coronavirus se había llevado vertiginosamente la vida de Juan Amezcua. "Hace apenas una semana estaba junto a ti, mirándote a los ojos, esos ojos llenos de sabiduría y amor que me encandilaron desde pequeña, pero ahora solo los podré recordar en mis pensamientos. Fuimos tres nietos y entre nosotros siempre tuvimos un vínculo muy especial. Fuiste, eres y serás mi gran amigo, el que siempre me cuidó junto con la abuela Katy. Te quiero abuelo. Tu nieta que siempre te llevará en el corazón".

Esta es la sincera despedida de Maitane Esteban, que ha tenido que adaptarse a las frías e inhumanas condiciones que impone la pandemia. "Lamentablemente, este va a ser nuestro adiós. Así lo ha marcado un virus que desde 2019 se ha adueñado del mundo destrozando hogares allá por donde pasa. Lo que más me molesta es que te has tenido que ir sin el cariño de tu familia y sin el calor de tu nieta. Creo que jamás podré encontrar palabras que describan lo que se siente al perder a un familiar tan importante como tú lo eras para mí y sin poder arroparte en los últimos momentos. Lo peor es que este sentimiento que tengo lo han sufrido millones de personas. Lo que más me ha dolido es que hasta el entierro ha sido lo más triste, lo más separado y lo más frío que te puedes imaginar. El cura ni siquiera bendijo tu tumba por el protocolo. Tenías 92 años y sabíamos que podías irte en cualquier momento, pero son situaciones increíblemente duras".

Además, la nieta de Juan Amezcua quiere dar las gracias en esta despedida a todo el personal de la residencia Santo Domingo de Estella. "Fue su segunda familia, donde lo han querido y lo han cuidado enormemente. Gracias por la gran labor que hacéis para que nuestros más mayores se sientan como en casa"."Espero que esta historia sirva"

Por último, la joven pamplonesa manda un mensaje a la ciudadanía para que mantenga la precaución ante el coronavirus. "Mi abuelo falleció por covid con las tres dosis puestas y espero que esta triste historia pueda concienciar de que la vacunación completa no asegura no acabar padeciendo los efectos más terribles de este virus. Es verdad que con ómicron la sintomatología es más leve, pero sigue habiendo fallecimientos como el de mi abuelo", explica.

"Yo tengo 27 años -me considero relativamente joven- y pido a todo el mundo que tenga cuidado porque últimamente las medidas no se están cumpliendo. Los jóvenes son los que más se contagian porque salen y no respetan las normas. Igual a ellos no les afecta, pero pueden pasárselo a otros familiares. Quiero que la gente entienda que se están jugando que el próximo año puedan juntarse o no con sus abuelos", concluye.