La necesidad de "humanizar" los flujos migratorios vuelve a quedar patente tras la tragedia ocurrida en el río Bidasoarío Bidasoa, donde el domingo murió ahogado Addullah, de origen subsahariano, en su desesperado intento de cruzar la frontera a nado. El último escollo de la ruta migratoria del Estado hacia Francia se ha convertido en una travesía tan incierta como compleja por su creciente riesgo. Los fuertes controles policiales de acceso por carretera para impedir el paso de extranjeros sin residencia fuerzan "cada vez con más frecuencia a buscar lugares recónditos con resultado trágico", lamentó ayer el abogado de SOS Racismo Mikel Mazkiaran.

Varios cientos de personas se concentraron ayer por la tarde en Irun para mostrar su pesar por la última muerte en el Bidasoa. La asociación Irungo Harrera Sarea confirmó que el fallecido es Addullah, un varón que intentó cruzar a nado el río y que falleció ahogado el domingo por la mañana mientras su compañero lograba alcanzar el otro lado de la muga. Los hechos ocurrieron hacia las 9.45 horas. Un vecino de la zona fue testigo de lo ocurrido y se lanzó al agua pero tuvo que desistir en su intento de socorro debido a la fuerte corriente, que sumergió fatalmente a Addullah a la altura de la curva de San Miguel.

Al parecer, el fallecido había llegado a Irun horas antes del fatal suceso en compañía de otros migrantes. Una integrante de Irungo Harrera Sarea señaló que pudo entablar conversación con la víctima mortal, a la que informó de las distintas rutas para proseguir su itinerario. "Cuando me enteré de lo que había sucedido, enseguida me di cuenta de que era él", dijo ayer en declaraciones a la cadena Ser.

Quienes brindan apoyo a estas personas siempre les advierten del riesgo que corren intentando cruzar a nado. La Ertzaintza ha intensificado su presencia a la largo de la ribera para persuadirles de que no lo hagan. El director de Inmigración y Asilo del Gobierno Vasco, Xabier Legarreta, confirmó ayer a este periódico que se trata de una medida en vigor desde mayo, que se intensifica durante los fines de semana, para evitar que pongan en peligro su vida. "No se trata de pedir documentación ni de identificar a estas personas. El objetivo es que se garanticen unas mínimas medidas de seguridad", precisó Legarreta, algo que lamentablemente no ha sido posible este fin de semana tras el fallecimiento por ahogamiento del segundo migrante en menos de tres meses.

El pasado 23 de mayo ocurrió una tragedia similar con la muerte de un migrante subsahariano al que rescataron ya cadáver de las aguas del río Bidasoa a la altura del polideportivo de Azken Portu. Se trataba de un varón de 28 años procedente de Costa de Marfil que había llegado a Irun desde Canarias, vía Granada y Madrid. Su acompañante, un menor, de 16 años de Burkina Faso, pudo ser rescatado vivo por la red de ayuda a migrantes de Hendaia, desnudo, con evidentes signos de hipotermia y muy cansado.

Los férreos controles de las autoridades francesas que se iniciaron desde los atentados en París en 2015 son todavía más exhaustivos desde que se desató la crisis sanitaria por el covid. En la práctica, el Acuerdo de Schengen por el cual se suprimieron las fronteras interiores garantizando la libre circulación de personas "es hoy una quimera", denunció ayer Mazkiaran.

El Ejecutivo francés anunció hace tres semanas su intención de intensificar las registros selectivos en las fronteras terrestres, lo que hoy por hoy dificulta todavía más el tránsito hacia el país galo. "El sábado se les notaba muy nerviosos porque en la frontera hay mucha presencia policial. Al final, con el nerviosismo y la ansiedad que tienen de pasar a Francia, intentan cruzar el río sin ninguna garantía", denunciaron desde la red de acogida ciudadana, que demanda a las instituciones vascas "redoblar esfuerzos para aplicar una acogida digna".

Este periódico trasladó ayer la reclamación al Gobierno Vasco. "En todos los espacios donde podamos coincidir con otras administraciones que tienen mayores competencias que las nuestras exigiremos que Europa no se ponga de perfil", señaló Legarreta. "El problema que observamos es que se están llevando a cabo devoluciones en caliente desde Francia. Ahora mismo, una de las dificultades que nos encontramos no pasa por la acogida. El dispostivo acordado entre las diferentes administraciones vascas es suficiente, pero la mayor dificultad está en la situación de frontera con Francia".

Este último fallecimiento se produce durante un verano en el que el número de llegadas, por el momento, no está siendo tan acusado como se preveía. Tanto es así que no ha sido necesario activar el Plan de Contingencia, que contempla un total de 500 plazas en los diferentes dispositivos de acogida habilitados.

El recurso de referencia es el conocido como Hilanderas. Es aquí donde atienden al grueso principal de las personas que buscan un alojamiento puntual en Irun antes de seguir su itinerario hacia Francia. El número de llegadas de los últimos días mantiene la tónica de las últimas semanas.

Cinco personas hicieron uso de este dispositivo el lunes pasado, 24 el martes, 40 el miércoles y 51 el jueves, según informó la dirección de Inmigración. La mayor presión se concentra durante el fin de semana, con 84 atenciones el viernes y 63 el sábado, para descender de nuevo a 26 el domingo.

Empleado en Azpeitia. La plataforma ciudadana Elkar-ekin ha convocado una concentración hoy a las 18.30 horas para denunciar la muerte de un joven migrante, empleado de una empresa de Azpeitia, cuyo fatal desenlace se atribuye a "la situación de acoso laboral que ha sufrido en los últimos tres años". A la movilización se han adherido los sindicatos ELA y LAB. En un comunicado, el colectivo expresó sus condolencias y solidaridad con los allegados del joven fallecido, a quienes agradecieron que hayan "socializado este duro testimonio". Elkar-ekin afirma que lo vivido por este joven "no es una excepción".