La canciller alemana, Angela Merkel, apostó hoy por "la cohesión y la solidaridad europeas" en un mundo que ha sido puesto "cabeza abajo" por la pandemia de coronavirus como asunto clave para la presidencia alemana de la Unión Europea, que comenzará el próximo mes de julio.

"En esta crisis es fundamental que la familia europea se una más. Ya que el virus no entiende de fronteras, nuestra respuesta como Unión Europea no puede detenerse ante las fronteras nacionales", argumentó Merkel, dirigiéndose a los participantes de un evento organizado por una fundación próxima a su partido, la Unión Democristiana (CDU).

"Europa puede salir más fuerte de la crisis de lo que entró, pero para que esto ocurra, el hilo conductor deben ser la cohesión y la solidaridad europeas de cara a la pandemia", subrayó la mandataria.

En este sentido, destacó que la presidencia alemana de la UE se verá marcada por los esfuerzos en pos de "una recuperación económica sostenible que garantice la convergencia y la cohesión".

"Hace falta un esfuerzo extraordinario para un desafío extraordinario", señaló, apuntando a la propuesta franco-alemana para reactivar la economía y a la iniciativa de la Comisión Europea presentada este jueves que prevé un fondo de 750.000 millones de euros para los Estados comunitarios más afectados.

UN ANCLA DE ESTABILIDAD

En el plano global, Merkel destacó que la pandemia conducirá a un recrudecimiento de conflictos y problemas de diversa índole en muchos lugares y que en este sentido supondrá una "prueba de carga" para la capacidad de la UE de defender valores como la democracia y la libertad a escala internacional. "En un mundo desestabilizado, Europa tiene como interés común ser un ancla de estabilidad", afirmó.

Entre los mayores retos de la presidencia alemana, Merkel señaló la necesidad por parte de la UE de "modelar de forma activa" la cooperación con China, país al que definió como uno de los actores fundamentales del siglo XXI, y de actuar como mediador en las "tensiones" con Estados Unidos para impulsar un "diálogo constructivo".

La mandataria también se pronunció a favor del diálogo con Rusia, aunque éste se debe basar en la comprensión de que "en las relaciones internacionales no vale el derecho del más fuerte, sino la fuerza del derecho".

Merkel criticó la anexión rusa de la península ucraniana de Crimea y los ataques "con métodos híbridos" contra democracias occidentales, señalando que si no se producen progresos en relación al llamado proceso de Minsk, Alemania abogará por el mantenimiento de las sanciones.

En relación a EE.UU., la canciller admitió que la cooperación actual "es más complicada de lo que desearíamos", en lo que se refiere a la política climática y comercial, también en el seno de las organizaciones internacionales en relación con el combate contra la pandemia.

Sin embargo, definió a EE.UU. como el "socio más importante" de la UE y se mostró convencida de que reforzar el "puntal central" que son las relaciones transatlánticas para la política exterior de la Unión forma parte de su "interés inherente".