El cuerpo humano está compuesto en un 60% por agua, por lo que es imprescindible que esté bien hidratado para que pueda realizar correctamente todas sus funciones vitales.

Para ello, los expertos recomiendan la ingesta de dos litros de agua diarios, aunque esta cantidad va a depender de las circunstancias personales de cada uno (edad, sexo, estado de salud, temperatura ambiente o actividad física).

Para saber si estamos bien hidratados, prestar atención al color de la orina puede darnos dará alguna pista: si es de color anaranjado, no bebemos suficiente agua; si es casi incolora, estamos tomando demasiada agua y si es amarilla, nuestra hidratación es la correcta.

Mientras unas personas apenas se acuerdan de beber agua, otras beben a todas horas y los dos extremos son malos. No hacerlo de la forma correcta puede tener consecuencias muy negativas para la salud y algunas de ellas son:

1- Beber agua muy fría. En días muy calurosos o después de practicar ejercicio el cuerpo nos pide un vaso de agua bien fría. Sin embargo, esto va a provocar el efecto contrario al deseado puesto que el cuerpo para mantener su temperatura estable deberá generar más calor. Beberla fría en invierno solo va a aumentar el esfuerzo metabólico del organismo. Lo ideal es tomarla a temperatura ambiente.

2- Beber mucha agua de golpe. Beber demasiada agua de una vez puede causar una intoxicación. Los riñones no dan a basto para eliminar el exceso de agua, esta permanece en el cuerpo y diluye la sangre. Además, los riñones procesarán más rápido el líquido y lo desecharemos antes de que pueda hidratarnos. Es mejor tomarla poco a poco.

3- Beber agua muy rápido. Si bebes agua muy seguido, la saliva, que estimula los jugos gástricos del estómago, se diluye mucho y esto puede afectar a la digestión. Tu cuerpo no podrá absorber bien los nutrientes del agua porque esta apenas permanece en el organismo: la vejiga se llenará muy rápido y orinarás la mayor parte de ese agua.

4- Beber cualquier agua. No todas las aguas son iguales y unas tienen más minerales que otras. Cuando hace mucho calor o después de hacer deporte se recomienda un agua más mineralizada para reponer las sales que se pierden a través de la orina y del sudor. El agua de mineralización débil es más adecuada para los días de menor actividad.

5- Beber demasiada agua. Un consumo excesivo de agua puede sobrecargar el sistema urinario y aumentar el riesgo de problemas inflamatorios e infecciones. Puede causar una pérdida de electrolitos que provocará la necesidad de orinar con frecuencia y a la larga más sed.

Un hombre bebe agua de un botellín en un día muy caluroso. Salas

6- Beber muy poca agua. Es un error esperar a tener sed para beber agua ya que si tienes sensación de sed es porque tu cuerpo ya está sufriendo deshidratación. Esta puede causar problemas en la concentración mental, en la piel o en la circulación sanguínea.

7- Beber en botella de plástico. El cristal y el acero son los materiales más adecuados para guardar y beber el agua.

8- Rellenar la botella de plástico continuamente. Al rellenar continuamente una botella de plástico aumenta el peligro de que se produzca en el envase una contaminación por microorganismos.

9- Dejar la botella abierta. No cerrar la botella puede convertirla en una fuente de gérmenes y bacterias puesto que el agua queda expuesta al polvo y a la suciedad. Guardarla cerrada y en la nevera ralentizará el crecimiento de posibles microorganismos nocivos.

10- Dejar la botella al sol. Dejar la botella de plástico con agua mucho tiempo expuesta al sol o al calor puede contribuir a que las bacterias del agua se multipliquen.

Tener en cuenta la cantidad de agua que bebes cada día te ayudará a mantener un equilibrio. Esto hará que tu organismo mantenga una hidratación óptima, lo que redundará en una mejor salud y en un mayor bienestar.