Hoy en día todo entra por los ojos y se trata de ser muy visual. Sea lo que sea que se quiera promocionar tiene que llamar la atención y los diseños están al servicio de ello, uniendo el impacto con la claridad del mensaje. Para los comercios también es muy importante la cartelería y todo está muy estudiado, de ahí que, por ejemplo, las ofertas de los supermercados suelan estar en color rojo y sobre fondo amarillo. Se sabe que así el consumidor se fija más y acaba comprando, que es el objetivo.
Pero hay carteles que están hechos para que los vea el cliente y otros que son de consumo interno para los trabajadores. En estos últimos los responsables les transmiten indicaciones sobre determinados productos, precios y ofertas. El problema es que a veces están tan cuidadosamente diseñados que los empleados pueden pensar que son carteles para los consumidores.
Pifia en la pastelería
Esa, la del buen diseño, es la explicación más lógica que se puede imaginar para lo que ha sucedido en un comercio del que no se tienen muchos datos. En concreto en un cartel. Parece una pastelería catalana, por los productos que ofrece y porque algunas palabras están escritas en catalán, aunque el idioma principal es el castellano.
La cuestión es que en ese cartel se presentan los productos del día para el fin de semana. Así, el viernes el producto del día es una palmera; el sábado, un pastel de queso; y el domingo, pasteles artesanos. Todo ello ilustrado con sus fotos y sus precios.
Hasta ahí todo estaría bien si no fuera por lo que aparece escrito debajo y en letras mayúsculas. “Recuerda: este papel no tiene que verlo el cliente”, pone. Evidentemente no han cumplido esa orden. Debajo, ya en minúsculas, se lee: “Sirve para que sepas cuándo toca el producto del día”.
"La gente no lee"
Demasiado tarde. Algún cliente ya lo vio, porque se lo pusieron delante, e hizo una fotografía de ese cartel teóricamente interno. Y se ha hecho eco de ello la popular cuenta de X Et Felicito Fill, que comparte todo tipo de curiosidades que se encuentra por el mundo. Así que, si no tenía que verlo nadie, ya son más de 30.000 los que lo han visto en la red social antes conocida como Twitter. “Transparencia local”, ironiza una usuaria en los comentarios. “La gente no lee y cada día se demuestra”, concluye otro.