El ciclismo moderno, voraz al extremo, competitivo hasta el paroxismo, se ha convertido en un exterminador de sorpresas. Aniquila lo inesperado, convertido en una rareza absoluta.

Las carreras que antes honraban los más necesitados y los humildes, esas que despreciaban los mejores, centrados en más altos logros, son ahora un coto de caza exclusivo de los aristócratas. El hambre se ha extendido a todos los rincones.

La bestia demanda alimento. Las migas de antes son festines. Nadie quiere compartir nada. El nuevo modelo de ciclismo, el que reprime, atosiga y enclaustra a los menos poderosos, es un taxidermista de ilusiones. El disecador de la esperanza.

La Vuelta a Murcia, otrora una prueba para adentrarse en la campaña sin demasiados sobresaltos, con cierta ligereza, era una escena sacada del Tour, un lugar vedado para los ilusos, reserva natural para los jerarcas.

Un podio de gran nivel

La carrera, con el sol de dando lumbre y el viento enredando los dorsales, evidenció el patrón que rige en la carretera, un mostrador ajeno a cualquier camuflaje. Todo queda al descubierto. Ben O’Connor, cuarto en el Tour de 2021, Jan Tratnik y Tim Wellens, tres ciclistas pertenecientes a la nobleza, dominaron el podio.

El australiano, vencedor de etapa en la Grande Boucle y en el Giro, se exhibió con una actuación soberbia que subrayó en la subida al Alto del Gallo. Mostró la cresta y los espolones O’Connor para desplumar a Wellens, que se quedó sin aire frente a un gran escalador. Del pelotón surgió Jan Tratnik y su pose hierática, aplomado.

Remontada de Tratnik

El esloveno se enfatizó con energía, pero tardío ante O’Connor, una quimera serpenteando a través de una subida estrecha, de asfalto sepia, arrugado y viejo que protegían los pinos, peleados con el viento, como una melena suelta en un descapotable.

El australiano, un tallo ligero, 1,88 metros y 67 kilos, se doblaba como un junco. Flexible. Resistente. Wellens padecía y Tratnik, convencido, crecía. En la cima de la Cresta del Gallo, O’Connor era un pájaro libre que solo debía vigilar la bajada camino de Murcia.

Wellens miraba a su espalda, donde asomó la consistencia de Tratnik. El esloveno le tocó el hombro del belga, al que sometió en el esprint. Lejos, instalado en el salón de la alegría, O’Connor exhibe la cresta.

Pedersen, Carapaz y Kopecky

En el Tour de la Provence, Mads Pedersen sumó otro triunfo. Richard Carapaz venció la etapa reina en la Vuelta a Colombia. Por otra parte, Lotte Kopecky, campeona del mundo, se impuso en la llegada en alto del UAE Tour femenino.