El 12 de junio de 2022, en la cima de Plateau de Salaison, Primoz Roglic supo que Jonas Vingegaard era más fuerte que él. Aunque ambos llegaron de la mano para festejar la superioridad del Jumbo, quedó la sensación de que el príncipe danés era, en realidad, el hombre a batir a pesar de que Roglic conquistó el Dauphiné. Vingegaard pastoreó a Roglic y lo posó sobre la peana del triunfo.

Un mes después, el danés se coronó en el Tour. Rey en los Campos Elíseos de París. De aquella victoria quedó reverberando en el imaginario colectivo el festival de Roglic y Vingegaard atacando en una rueda infernal a Tadej Pogacar, que reventó posteriormente en el Granon. El sorpasso era una realidad. Roglic se reservó para el Giro la pasada campaña y Vingegaard revalidó su laurel en el Tour tras someter nuevamente a Pogacar. 

En la Vuelta que conquistó Sepp Kuss, el mejor gregario de ambos, el esloveno y el danés colisionaron. Compitieron entre sí. Compartieron la foto en el podio de Madrid, la última postal de una unión para entonces ficticia.

Roglic estaba allí, pero realmente no se sentía parte de todo aquello. El esloveno, un competidor formidable, tres veces campeón de la Vuelta y una del Giro, 80 triunfos en su palmarés, sintió que debía buscar una salida. Vingegaard era el nuevo emperador.

Una salida sopesada

Roglic, destronado en su propio equipo, –lo lideró en buena parte de las ocho campanas en las permaneció– inició su mudanza al Bora, que siempre anheló al esloveno. “Ese pensamiento estaba en mi mente desde hace un tiempo, por los menos un año. Al final todo condujo de una manera muy sencilla hacia mi salida. Por eso fue bastante fácil salir y decir que sí a este equipo. He conseguido grandísimas cosas con el Jumbo y todos estamos felices por ello, pero era el momento de enfrentarse a nuevo retos”, apunta el esloveno en una entrevista a Eurosport

"Ese pensamiento estaba en mi mente desde hace un tiempo, por los menos un año. Al final todo condujo de una manera muy sencilla hacia mi salida. He conseguido grandísimas cosas con el Jumbo, pero era el momento de enfrentarse a nuevo retos"

Primoz Roglic - Ciclista del Bora

El desafío de Roglic, que ha firmado tres años por la escuadra alemana, es hacerse con el Tour que tuvo a un dedo en 2020 hasta que Pogacar se lo arrebató de las manos en la crono de La Planche des Belles Filles. Un hito histórico.

Desde entonces, las apariciones del esloveno en el hexágono se cuentan por abandonos, herido por las caídas. En el Bora, Roglic asoma como el líder único para la Grande Boucle.

Un equipo para él. Sin dudas, equilibrios, diplomacia o negaciones de por medio para fijar la jefatura. Espera Roglic el lema mosquetero: uno para todos y todos para uno. “Lo más importante para mí es tener el mayor número de gente apoyándome .Eso va desde los corredores que están a mi alrededor hasta que el staff esté en el mismo punto que yo. Con eso, sólo tenemos que disfrutar e ir a por ello”, establece el esloveno. 

Roglic, líder, y Vingegaard, en el Dauphiné de 2022. A.S.O. / Aurélien Vialatte

Inicio de temporada

Roglic iniciará el próximo domingo la campaña en la París-Niza, carrera en la que se medirá a Remco Evenepoel. Será el debut del esloveno, del que se espera una gran actuación toda vez que se comparará con la puesta en escena de Vingegaard en O Gran Camiño. En la cita gallega, el danés voló.

Cosechó tres triunfos de etapa y la general tras un ejercicio impecable e implacable. Se quedó con todo Vingegaard, muy por encima del resto.

En el Visma, heredero del Jumbo, dicen que echarán mucho de menos a Roglic, convertido en un rival muy capacitado, un adversario feroz. Lo saben sobradamente en su antiguo equipo, donde logró un palmarés formidable.

Líder único en el Bora

“No estoy aquí sólo para mirarme a mí mismo, si no que quiero hacer las cosas mejor para el equipo. Quiero liderar este equipo, pero quiero algo más de todos los que me rodean, desde los mecánicos, los nutricionistas, los auxiliares o los directores y, por supuesto, también de los corredores”, diserta el esloveno. Del discurso del esloveno se deduce que espera lealtad absoluta por parte de su equipo. 

Llega Roglic al amanecer del curso después de un invierno diferente, en el que se ha adaptado con facilidad. No le ha costado hacer la mudanza. “Ha sido fácil hacer este cambio”, certifica Roglic sobre su renacimiento en el Bora.

“Estoy muy feliz con el trabajo que he hecho en invierno. Hemos ido dos veces a esquiar con el equipo. Me fui nueve días con mi familia. Hemos disfrutado muchísimo la nieve. Me gusta mucho el invierno. Me he pasado toda la vida persiguiendo la nieve”. El frío y la nieve son elementos indispensables para enmarcar al esloveno. 

El deseo de ganar el Tour

Roglic aterrizó en el ciclismo desde los saltos de esquí. Fue campeón del mundo junior de la especialidad. Su vuelo en la carretera ha sido portentoso y en el Bora ha encontrado con la rampa de despegue que añoraba. Un trampolín en el que coger velocidad y volar.

“Estoy ilusionado. Es un grupo de gente nueva. Todo es nuevo para mí, nuevos retos, nuevos objetivos. Inmediatamente encontramos el punto en común, en cuanto al ritmo, la velocidad y cómo ir a por los objetivos y, sobre todo, cómo empezar”, desgrana Roglic sobre su llegada a su nuevo hogar, desde el que espera conquistar el Tour. “Al final el resultado llegará y entonces veremos si esto ha sido una buena idea o no”, cierra el esloveno ante su aventura. La nueva vida de Roglic.

LENNY MARTÍNEZ VENCE EL TROFEO LAIGUEGLIA

Lenny Martínez, perfil de hilo el suyo, voló en solitario para adjudicarse la 61ª edición del Trofeo Laigueglia, clásica italiana de 202 kilómetros con salida y llegada en la localidad de Liguria. Lenny Martínez, de abuelo exciclista español, Mariano Martínez, nacido hace apenas 20 años en Cannes, resolvió con autoridad.

El francés, líder durante dos días en la pasada Vuelta, atacó a 10 kilómetros de meta entre el grupo de fugados y venció con una veintena de segundos sobre el italiano Andrea Vendrame y Juan Ayuso, que partía como favorito. El francés, de sólo 52 kilos y 1,68 metros, ha comenzado el curso en un gran estado de forma. En O Gran Camiño fue segundo tras el intratable Vingegaard.