Pamplona - Roberto Enríquez es un apasionado de su trabajo y no tanto de la popularidad que esta le proporciona. No le gustan mucho las presentaciones, aunque es disciplinado y sumamente amable en las entrevistas. Ha tenido un papel relevante en El embarcadero, la serie que ha estrenado recientemente Movistar+ y se ha pasado unos meses rodando en Galicia El caos que dejé, una historia basada en la novela del guionista Carlos Montero y que se verá en Netflix. Este último trabajo le ha obligado a ponerse las pilas a la hora de darle a su personaje acento gallego.

Ha sorprendido su personaje en esta segunda temporada de El embarcadero.

-En la primera, mi personaje era una especie de muerto en vida. Había vivido la tragedia de su mujer, el suicidio. Él se siente culpable por no haberla entendido. Conoce a Alejandra y la siente como un alma gemela. Ella también pasa por las mismas circunstancias que él, acaba de perder a su marido por un suicidio.

Vaya forma de empezar una relación, dos personas unidas por dos suicidios.

-Así es la vida. Conocer a Alejandra es un gran revulsivo. Él tira todos los medicamentos que estaba tomando por depresión a la basura porque quiere empezar a vivir. En esta segunda temporada, le dice que se ha enamorado de ella, algo que antes le parecía imposible, y que va a estar ahí para esperar esa señal que le dé un espacio en la vida de Alejandra. Mi personaje va a vivir esa historia apasionante y va a tocar el cielo y va a tocar el infierno.

¿Qué le ha sorprendido de esta serie?

-Primero la historia, es muy impactante y luego la forma de rodarla, cámara en mano, es como un personaje más. Esta segunda temporada es un tiempo de descubrimientos. Por una parte, han surgido las dudas de si el protagonista se suicidó realmente o hay algo más detrás de su muerte. Se analizan los últimos días de Óscar y surgen muchas dudas después de saberse en lo que estaba metido. Aparecen personajes que no teníamos ni idea de que existían.

Ha estado también en la serie Todo por el juego

-No. Nunca me ha interesado este mundo. Pero viéndome en el personaje de Mariano, cualquiera diría lo contrario. Soy futbolero consorte.

Una nueva categoría, ¿no?

-Mi padre y mi hermano son aficionados, muy aficionados, y cuando yo era un niño, el sonido de los partidos en casa y verlo en televisión era moneda de cambio. ¿El fútbol? Ni fu ni fa. Ahora, mi hijo me obliga a ver partidos y a llevarlo al fútbol No me atrae como deporte ni como espectáculo, mucho menos como el negocio que es.

Ahora está rodando en Galicia, va usted de un lugar a otro.

-Es un placer. Es una serie que se rueda íntegramente en tierras gallegas. Se titula El desorden que dejé. Es una historia muy potente, está basada en la novela de Carlos Montero. Cuando empecé a leer la novela, no pude parar, creo que tardé solo dos días. Me atrapó ese sentimiento inquietante que despierta en el lector. Tiene un buen elenco, hay muchos actores gallegos y también están Belén Cuesta, con Bárbara Levy. Además cuenta con el valor añadido, al menos para mí, de tener que hablar con acento gallego.

Supongo que todo un reto.

-Sí. Un reto interesante. Lo he trabajado mucho. Es una dificultad añadida, acostumbrado a trabajar siempre con acento castellano es algo que cuesta. Pero es un incentivo, hay un elenco de actores gallegos y tienes que estar a su altura. Esta serie tiene cosas muy especiales.

Pensaba que a los actores y actrices les resultaba más fácil impostar acentos a la hora de hablar.

-Nos resulta tan difícil como a los demás, como a ti misma. Hay quien tiene una habilidad especial y lo hace bien. Está la parodia, pero no se trata de parodiar. Para hacerlo bien, tienes que encontrar la justa medida para que tu personaje resulte creíble con ese acento que no es el tuyo habitual. Afortunadamente, hemos tenido un coach que nos ha ayudado mucho a los actores que no somos gallegos. El haber estado todo el día mezclado con la gente de Galicia y con el equipo de la serie que también es de allí, nos ha ayudado mucho y la música de ese acento se te va metiendo dentro. Así que un texto lleno de dificultades.

-No tanto las dificultades como que yo soy mucho de deconstruir el texto

Vaya, como la cocina de Ferran Adrià.

-Ja, ja, ja Algo así. Yo llevo el texto como si fuera una religión, pero a veces te tomas la libertad de decir las mismas cosas con otras palabras. Cuando estás haciéndolo en castellano las dificultades no existen, sabes cambiar los términos. Cuando tienes un acento diferente al tuyo sabes que te tienes que meter en unos zapatos muy concretos, te deja menos libertad. Intentar rescatar esa libertad que tengo trabajando con mi propio acento, cuesta un poco. Es una lucha interesante, pero no es fácil.

Todo por el juego , El embarcadero y El caos que dejé son thrillers. Parece que siempre le escogen para el mismo género.

-Son diferentes, pero sí, son thrillers. Donde más comedia he hecho es en teatro. Es cierto que siempre me sitúo en el drama y en este género del que ya llevo varias historias seguidas. No me ven muy cómico. He de decirte que este es mi género preferido.

¿Por qué le gusta tanto?

-Te tiene permanentemente apasionado con la historia que estás contando, estás viendo o leyendo. Te permite hablar de muchas cosas, te permite relatar momentos sociales, políticos, personales El thriller es un vehículo maravilloso para hablar de muchas realidades. No es un actor que nos haga reír. Es verdad, aunque me gustaría tener también la opción de que os divirtierais más conmigo. Lo voy a decir en tu entrevista: "Si alguien tiene una comedia para mí, que me llame. Productores, directores del mundo, me gustaría hacer un poco más de comedia".

Con tres décadas a sus espaldas se impone hacer un balance.

-He tenido realmente mucha suerte. Siempre había deseado una cosa, ser actor durante muchos años y ser un buen actor.

Si hacemos un repaso a los últimos años, no ha parado. Si no ha parado, será porque le consideran buen actor.

-A lo mejor tienes razón y he conseguido cumplir mis dos sueños. Pero supongo que habrá un factor de suerte. Lo que sí sé es que la llave que me abrió profesionalmente el poder trabajar sí que fue un golpe de suerte.

Supongo que la suerte sin méritos propios se acaba pronto.

-Puede ser. Me considero un privilegiado por llevar tantos años en esta profesión. He tenido muy pocos parones, siempre he ido encadenando unos trabajos con otros en teatro, en cine, en televisión, si eso no es ser un afortunado...

Y sigue sin sentirse cómodo en las entrevista, eso que ha tenido rodaje en este menester.

-Cierto. Pero va a peor con los años. Soy un tipo raro en ese sentido. Ahora que estamos a solas, te voy a hacer una confesión, me estoy volviendo más misántropo. Con los años cada vez me cuesta más todo el tema de los estrenos, el circo social que se monta con esta parte de nuestra profesión, con las entrevistas...

"Donde más comedia he hecho es en teatro. En el cine siempre me sitúo en el drama y en el thriller, donde llevo ya varias historias seguidas""Me considero un privilegiado por llevar tantos años en esta profesión. He tenido muy pocos parones"