La boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, prevista para el 8 de julio parece estar gafada. Si bien la marquesa de Griñón perdonó la infidelidad de su novio después de romper con él al ver unas imágenes que certificaban la traición amorosa, desde entonces están sucediendo bastantes circunstancias que complican el enlace.

Hace algo más de un mes, en sus paradisíacas vacaciones en Bali, la hija de Isabel Preysler contrajo una fuerte gastroenteritis, y semanas después se hizo un esguince cuando acudía a la tertulia de actualidad en la que participa habitualmente en El Hormiguero junto a Pablo Motos, Nuria Roca, Juan del Val y Cristina Pardo. Una lesión que la ha obligado a desplazarse con muletas.

Pocos días después llegó el culebrón con su vestido de novia, al anunciar la firma vasca Sophie et Voilà que no seguía adelante con el encargo, al parecer porque Tamara Falcó quería que se inspiraran demasiado en un modelo de Chanel. Eso sí, no le ha costado demasiado encontrar una firma sustituta, que será Carolina Herrera.

Ahora se ha conocido también que Íñigo Onieva se ha quedado sin trabajo. Según ha anunciado Belén Esteban, el empresario ha sido despedido de su puesto de relaciones públicas en el restaurante y la discoteca para los que trabajaba en Madrid, aunque hay diferentes versiones. Algunas fuentes aseguran que Onieva, debido a su proyección, quería puestos más relevantes en la empresa y al parecer se los habrían ofrecido pero sin que eso supusiera cobrar más, con lo que no se ha llegado a un acuerdo.