pamplona. "Empapar al lector del espíritu épico de los exploradores de la época dorada de los safaris africanos", que es la segunda mitad del siglo XIX. Con esa intención el historiador y periodista alavés Miguel Gutiérrez Garitano ha escrito La aventura del Muni, libro con el que se sumerge en la Guinea Ecuatorial de entonces y en la de ahora, mezclando historia, crónica periodística y el relato de vivencias propias.

Publicada por Ikusager, la obra fue presentada ayer en la librería Auzolan de Pamplona (calle Tudela) por el propio autor y el editor de la misma, Ernesto Santolaya, que estuvieron acompañados por el director del Planetario de Pamplona, Javier Armentia. La aventura del Muni, a la venta al precio de 23 euros, descubre Guinea Ecuatorial como "ese gran mundo de comunicación de culturas que ha sido a lo largo de la historia, y del que la mayoría tenemos una idea muy lejana, muy nebulosa", comentó Santolaya. Tomando "como excusa" los pasos del explorador vasco Manuel Iradier (Vitoria, 1854- Valsaín, 1911), Miguel Gutiérrez Garitano se adentra en el país del África central partiendo de los dos viajes que realizó allí, en 2002-2003 y en 2005, con el fin de conocer de primera mano la cultura y la historia del lugar. Los capítulos del libro se presentan a modo de reportajes engranados, siguiendo técnicas de escritores como Bruce Chatwin, Javier Reverte, quien firma el prólogo, Cristina Morató o Manu Leguineche. Por un lado, el escritor rescata biografías de personajes españoles que vivieron la época de los europeos en África, "que cometieron atrocidades pero también llevaron a cabo grandes hechos, para bien y para mal, y que hoy están hundidos en la oscuridad del olvido". El río Muni -al que alude el título del libro porque, dice el autor, "las historias más hermosas de África dentro de la narrativa son las historias de los ríos"- trae al lector historias de negreros, cazadores, religiosos, científicos, proscritos y militares blancos, así como de reyes, cazadores y guerreros africanos. Y, claro está, la historia del propio Iradier -columna vertebral de la obra-, "un aventurero absolutamente real, un explorador diferente, quijotesco, ingenuo", según Gutiérrez Garitano.

La obra se enriquece con el relato de experiencias personales del autor en el país, que se narran "enfrentando el pasado al presente para ver qué queda de esa África decimonónica", y acercando el país físicamente al lector "para que vea el sol africano a través de mis ojos, ande el país con mis pies y sienta la lluvia".