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"La liberación de la mujer es una falacia: sale a trabajar fuera y tiene que seguir asumiendo la casa y la familia"

Después de sus dos primeras películas, 'El Bola' y 'Noviembre', que disfrutaron de gran repercusión, el realizador madrileño se tomó un respiro. Siete años después, el día 10 regresa con 'Todo lo que tú quieras', un drama que cuestiona los roles familiares impuestos por la sociedad

"La liberación de la mujer es una falacia: sale a trabajar fuera y tiene que seguir asumiendo la casa y la familia"Iñaki Porto

pamplona. Las imágenes que acompañan a los créditos de inicio ya son una declaración de intenciones. En esta historia, como en las dos anteriores, Achero Mañas no evita el riesgo, aunque lo mide. En Todo lo que tú quieras no cabe el histrionismo y la interpretación contenida y ajustada de Juan Diego Botto lo demuestra. Pero sí hay espacio para la metáfora y la reflexión. Parte del público navarro lo pudo comprobar ayer en el preestreno que promovió Golem en colaboración con DIARIO DE NOTICIAS.

¿Cómo se decidió a contar esta historia? ¿Es la que estaba esperando después de estos siete años de ausencia?

En realidad no, porque el impasse ha sido voluntario, no es que me fuera porque no podía levantar un proyecto ni nada de eso. El cine es muy importante para mí, es mi profesión y le debo muchas cosas, pero también es muy absorbente, llevaba diez años sin parar y me encontraba agotado. Además, soy una persona inquieta y también me gusta hacer otras cosas, sólo que no tenía tiempo. Por ejemplo, me saqué el acceso a la universidad para mayores de 25 años y estudié la carrera de Filosofía, que siempre me había hecho ilusión, y también me he dedicado a mi familia y a otras historias. Eso sí, no soy rico y, por supuesto, no he dejado de trabajar en ningún momento. He hecho publicidad para poder sobrevivir y el el parón ha sido relativo, por el camino incluso he escrito tres guiones y sabía que antes o después iba a volver a dirigir.

¿De dónde surge 'Todo lo que tú quieras'?

La historia llevaba muchos años en mi cabeza y creo que nace de una pregunta tonta que siempre se hacen los padres primerizos o que, al menos, yo me hice. Tuve a mi primera hija a los 28 años y cuando ella tenía 2, un día, de repente, me pregunté algo así como qué haría yo si, por lo que sea, me quedara solo con ella. Esa idea me fue rondando por la cabeza durante años hasta que, una noche, cuando vivía en Nueva York, me desperté de madrugada y tuve claro que la historia tenía que ir más allá del hecho de que un padre se quedara solo con su hija, porque eso ya se ha contado más veces, y se me ocurrió que podía plantear una metáfora que abordara los cambios en la sociedad actual y en los núcleos familiares, entre otras cosas. Ese mismo día escribí la sinopsis.

La película narra la historia de un padre joven totalmente volcado en su trabajo, que, de la noche a la mañana, debe hacer de padre y madre. ¿Se trata de romper roles y estereotipos?

Y prejuicios. Pero no hay que obviar que, al final, el tipo acaba haciendo lo que han hecho las madres siempre. En este sentido, la liberación de las mujeres ha sido una falacia absoluta, porque, durante un tiempo se dedicaron exclusivamente al cuidado de la casa y de los hijos, lo que da mucho trabajo, hasta que, con la llamada liberación, han tenido que seguir haciendo lo mismo y, además, salir a trabajar fuera. La liberación sexual ha sido cojonuda, pero la otra ha sido una puta falacia. Las pobres han tenido que hacer todo de golpe y si ellas hubieran salido a trabajar voluntariamente, estupendo, pero en muchos casos ha sido la propia sociedad la que las ha reclamado porque en el sistema en que vivimos es imposible mantener una familia con un solo sueldo. Lo que ocurre es que, una vez ahí, ellas sí que han empezado reivindicar porque estaban claramente desfavorecidas respecto a los hombres. Ésa es la lucha real de la mujer en estos momentos.

¿Y qué hace el hombre en medio de esta situación?

Pues, como dices, está en medio. Ahora mismo no sabe dónde coño meterse ni cuál es su nuevo papel. En el fondo sí lo sabe, pero creo que va a necesitar un período de adaptación, porque lo que está clarísimo es que tiene que participar mucho más en otras tareas que no estaba acostumbrado a hacer por tradición. Ser padres es cosa de dos y los hombres deben comprenderlo. Aunque no creo que mantuviesen su actitud por privilegio, sino porque cambiar y hacer las cosas de un modo diferente a como te han enseñado es difícil y lleva su tiempo.

Se enfrentan a una auténtica revolución que, quizá, las mujeres ya experimentaron antes.

Así es, por eso digo que necesitan tiempo y, en ese tiempo, pienso que hay que ayudarles. Por ejemplo, a mí me llama mucho la atención una medida que hay quienes han calificado de feminista, y es darle la custodia de los hijos siempre a las mujeres. No estoy de acuerdo, eso es machismo puro.

En ese ámbito, la película es muy actual, dada la demanda creciente de custodia compartida por parte de asociaciones de hombres.

Sí, es que se sigue cargando la educación y la crianza a las mujeres y no se las libera en ese sentido. Volvemos otra vez a lo mismo, ésa es una medida machista, de feminista nada, porque los hombres también necesitan que se les ayude y se les empiece a dar la responsabilidad que, de hecho, tienen sobre sus hijos.

Y que, al fin, seamos iguales.

Claro. Por eso creé el personaje de Álex, el transformista, que es la metáfora de la película. Con el tiempo, los papeles de cada cual en la familia van a ser más ambigüos, ni la mujer va a ejercer sus roles tradicionales ni el hombre va a hacer lo que se esperaba de él hasta ahora, sino que ambos van a tener que compartir las tareas.

Sin duda, en ese proceso, las mujeres también van a tener que contribuir mucho, porque, al convertirse en madres, muchas veces, seguramente por la educación recibida, se asignan todo lo que tiene que ver con los hijos, dejando al padre al margen, que, por otro lado, suele asumir la situación con naturalidad.

Exacto. Creo que la mujer también tiene que aprender a delegar parte de los aspectos afectivos y educativos de los hijos, sin desconfiar de los padres. En este sentido, reconozco que en la película hay un punto de homenaje al padre, pero sólo es eso; de ninguna manera defiendo que el padre puede ser madre y hombre a la vez. En absoluto, quien lo vea así no está entendiendo la película. Desde luego, lo importante es que los hombres, que se enfrentan a una situación traumática con muchos cambios, necesitan asumir un poco más responsabilidad, y las mujeres necesitan delegar y confiar en ellos, porque pueden afrontar esas tareas perfectamente.

En este proceso, hay un tercer elemento, el hijo, que como se ve en la película, sufre mucho ante cambios bruscos.

Sí. A todo lo que he comentado querría añadir que, dentro del contexto que ha configurado la sociedad, los más perjudicados son los hijos. Para ellos, sus progenitores somos su primer referente afectivo y resulta que les abandonamos enseguida. Les dejamos en guarderías, con cuidadores, etcétera, porque tenemos mucho trabajo y porque debemos trabajar los dos a la fuerza. Al final, los más perjudicados son los niños, que son educados por otros. Y no critico la labor de quienes trabajan en ese ámbito, que lo hacen muy bien, digo que deberíamos tener más tiempo para nuestros hijos; la putada es que este sistema no nos deja, y es una pena. Y lo afectos da igual quién se los traslade; da igual su orientación sexual, su ideología, si los hijos son biológicos o adoptivos, lo importante es que el referente afectivo trabaje como tal.

Ésta es una película muy de actores, creo que hizo varias pruebas, ¿cómo los escogió?

Yo les pedí ayuda a los actores. Cuando no sabía qué hacer con el guión, hacia dónde llevar a los personajes o cómo eran físicamente, llamé a algunos amigos actores y les consulté. Les dije que el personaje principal podía tener distintas edades, pero, sobre todo, que tenía un problema de transformación muy peligroso. Por eso necesitaba verlo en distintos actores de distintos registros y edades para dar con el adecuado para la historia. No les pedí que me hicieran una prueba de interpretación, sino que me ayudasen a llegar a los personajes, y ellos supieron hacerlo porque leyeron el guión y entendieron qué les pasaba por dentro. Y se lo agradezco un montón.

Lo que está claro es que ha optado por una interpretación contenida, sin estridencias.

Por lo general, y salvo algún caso específico, no soy partidario de las interpretaciones estridentes ni subidas de tono, y menos en una película como ésta, que ya de por sí es arriesgada y juega a los límites. Hacer lo contrario habría sido un suicidio y hubiera convertido en increíble el argumento, que, de entrada, entiendo que pueda parecerlo, pero conozco varios casos de padres y madres que se han disfrazado para paliar una separación o una ausencia. Tanto muchos amigos como yo hemos practicado ese juego que, en el fondo, es en lo que se basa la película.

'Todo lo que tú quieras' no se puede comparar con 'El Bola', pero sí que hay lugares comunes: los afectos, la educación, las relaciones familiares. ¿Son asuntos que le preocupan especialmente?

Supongo que sí. Cuando fui padre, experimenté un cambio bastante radical, empecé a ver las cosas de otra manera y a vivir la paternidad de una manera intensa. Al margen de eso, siempre me han interesado las relaciones familiares, son muy pasionales, muy curiosas y dan mucho juego.

Quedan unos días para que el próximo 10 de septiembre se estrene la película, ¿hay nervios?

Estoy como una mona de nervioso, lo reconozco- Además, esta vez produzco la película y llevo tres días subiéndome por las paredes. Necesito que se estrene ya de una vez, que pase el primer fin de semana para saber si me he arruinado directamente o si la aceptación ha sido razonable. Y estaré encantado con que más o menos cubramos gastos, porque me lo he pasado muy bien haciendo la película, el proceso ha sido maravilloso, he trabajado con amigos y, aunque, por supuesto hemos tenido los problemas de cualquier producción, he podido aprender lo que es la industria del cine por dentro. He disfrutado muchísimo de mi vuelta.