El cine fuma

EN el cine se fuma y mucho. Se fuma sea legal o no. Se fuma en las calles, en los parques, en los bares, en las terrazas, en todas aquellas escenas cotidianas en las que el personaje tenga que fumar por exigencias del guión. Casi todos los grandes personajes, ellos y ellas, han fumado, porque casi nada sería lo mismo en la pantalla sin el humo de un cigarrillo, sin la tensión que el personaje libera cada vez que da una calada, sin esas atormentadas existencias que se difuminan entre el humo. Se fuma como parte del guión, como un capítulo más de la historia y hay que reconocer que estéticamente el humo de un cigarro llena la pantalla. ¿Y ahora? ¿Cómo imaginar escenas míticas sin tabaco? El cine no será igual, desde luego que no.