Fallece a los 85 años Josefina Aldecoa, escritora y pedagoga comprometida
fue una de las grandes Impulsoras de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza Miembro de la Generación de los 50, contribuyó con su obra a reflejar el alma femenina y el costumbrismo de una época
madrid. Josefina Aldecoa, una de las grandes impulsoras de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza y una de la últimas autoras de la llamada Generación de los 50, falleció ayer a los 85 años. La escritora y pedagoga murió en la localidad cántabra de Mazcuerras, donde residía desde que hace unos años se retiró de la vida pública a causa de una enfermedad degenerativa. Josefina Aldecoa será incinerada hoy en una ceremonia íntima que se oficiará en Santander, explicó la hija de la escritora, Susana Aldecoa. Nacida en la localidad leonesa de La Robla en 1926, Josefa Rodríguez Álvarez tomó el apellido de su marido, el escritor Ignacio Aldecoa, con quien se casó en 1952.
Licenciada en Filosofía y Letras, formó junto con Carmen Martín Gaite, Sánchez Ferlosio y Luis Martín Santos, entre otros, la primera generación literaria de la posguerra, y en 1961 publicó su primer libro, A ninguna parte. Dos años antes había fundado en Madrid el Colegio Estilo, un centro simbólico basado en las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, en el que su hija sigue sus pasos.
Tras la muerte de su marido, en 1969, abandonó la escritura para dedicarse en exclusiva a la enseñanza. En 1983 regresó a la literatura con Los niños de la guerra y un año más tarde publicó la novela La enredadera, a la que siguieron Porque éramos jóvenes (1986) y El vergel (1988). En 1990 inició, con Historia de una maestra, una trilogía de carácter autobiográfico que continuó con Mujeres de negro, de 1994, y La fuerza del destino, de 1997. En estas obras revisó toda una etapa de la sociedad española y en ellas hablaba de temas tan polémicos y actuales como la retirada de los símbolos religiosos de las escuelas.
En 1998 escribió el ensayo Confesiones de una abuela, basado en la relación con su nieto. De ese año es Pinko y su perro y de 1999 Mujeres al alba. En 2000 publicó su primer libro de relatos, Fiebre, una antología de catorce cuentos escrita en los años 50 y 60. Posteriormente, publicó la novela El enigma, en 2002. Dos años después editó el libro de memorias En la distancia; y en 2005, La casa gris. Su última novela, Hermanas, apareció en 2008.
VINCULADA A LA ENSEÑANZA
Reflejó en su obra su amor por los jóvenes y por la docencia
Con la muerte de Josefina Aldecoa se va gran parte de la memoria de España. Mujer comprometida con la enseñanza, fue una de las grandes impulsoras de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza y una de la últimas escritoras vivas de la llamada Generación de los 50 o del medio siglo. Junto con Carmen Martín Gaite, Sánchez Ferlosio y Luis Martín Santos, entre otros, integró la primera generación literaria de la posguerra. La generación de la berza, como se les llamó despectivamente. "Salíamos de una época de represión y tonos grises y a las generaciones hay que entenderlas en su contexto. Éramos realistas porque en aquel momento tenía que ser así. Después los jóvenes ya fueron más intimistas pero aquel momento hablábamos de la caída de un albañil del andamio o de la dificultad o sordidez de ser niño". Así explicaba ese momento Josefina Aldecoa en una entrevista a Efe en 2004. Toda una señora de belleza serena por fuera y por dentro, era una de las escritoras que más ha trabajado en este país, pero sin ruidos ni alharacas, siempre humilde, y contribuyendo con su obra a reflejar el alma femenina, el costumbrismo de una época y su amor por los jóvenes y la docencia. Repartió su vida entre la enseñanza y la literatura. Una vida que la escritora leonesa experimentó de forma apasionada con sus compañeros y su gran amor, Ignacio Aldecoa, fallecido en 1969, víctima de un infarto, y autor de Gran Sol y Con el viento solano. Fundó el colegio Estilo en 1959, un centro simbólico en Madrid basado en las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, en el que su única hija, Susana, sigue sus pasos que no son otros que enseñar a los niños a ser personas. "Me gusta la juventud; su rebeldía y su inconformismo", solía recordar esta mujer, que aseguraba, como ya lo hiciera García Márquez, que escribía para que la quisieran "un poquito más".
UNA PIONERA RECONOCIDA
Luchó en una época gris
La carrera literaria de Aldecoa, que formaba parte del Patronato del Instituto Cervantes desde 2006, fue reconocida con los premios Castilla y León de las Letras, el Julián Besteiro de las Artes y las Letras, el Internacional de las Letras y el de la Fundación Cristóbal Gabarrón de las Letras. En 2005 le fue impuesta la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio y en 2006 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes.
El pasado 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, Josefina Aldecoa cumplió 85 años y fue galardonada con una de las medallas a la promoción de los valores de la igualdad entregadas por José Luis Rodríguez Zapatero, pero su salud le impidió recogerla. Con Aldecoa se va una gran escritora y una época, pero también una mujer pionera que tuvo que luchar en una época gris bajo la amenaza de la censura cultural y la autocensura.
Una mujer que engendró su compromiso ético y social cuando vio que fusilaron a su querido profesor de la Escuela Preparatoria. "Ahí comprendí que la política tenía que ver con la cultura y que, en determinadas circunstancias, la cultura era peligrosa", señaló.