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Radio en clave de musical Espectáculo denominado '40, El Musical'

Fecha: Jueves, 17 de noviembre. Lugar: Auditorio Baluarte, Iruñea. Incidencias: 1ª de las 7 representaciones programadas del espectáculo. Tres horas de duración con descanso incluido. Lleno, público muy participativo.

EN medio de una expectación propia de las grandes citas, pasó por Iruñea 40, El Musical, espectáculo erigido en torno a los éxitos del cuarentón programa Los 40 Principales que, buscando reflejar sobre los escenarios el éxito cosechado en las ondas, imantó a los presentes. Un show que, estrenado en 2009, llegó a Baluarte con un firme propósito: convertir a la ciudad, al menos por unos días, en capital del musical.

Tras una breve espera amenizada por un DJ y un animador al más puro estilo fiesta 40, sobre las 20.00 se abrió finalmente el telón, dejando a la vista, entre urgentes flashes musicales de reconocidos temas (una de las constantes del show y piedra angular del mismo), un espectacular decorado de dos alturas. Un deslumbrante marco presidido en su parte superior por una cabina de DJ, el habitáculo desde el que Joaquín, narrador y protagonista igualmente de la trama, iba dando vida entre canción y canción a su radioblog. Al programa de radio por medio del cual destripaba las vidas de sus amigos, los protagonistas del show. Las peripecias y puntuales circunstancias de su hermano Mateo, Laura, Sara, Chema, David, Álex y Arturo, padre de los dos últimos, ejes de un musical que discurrió a ritmo trepidante: sucediéndose las escenas de forma rauda y, en ocasiones, un tanto inconexa, cosa de haber sido concebidas en función de las letras de cuantas canciones se asomaron; quedando buena parte de ellas, al igual que las canciones, sugeridas más que representadas. Siguiendo con el espectáculo, diremos que el mismo, por momentos, nos recordó, y mucho, a otro; a un musical ya referencial, al que tal vez pudiésemos considerar su hermano mayor: Hoy no me puedo levantar, el erigido alrededor de la obra de Mecano. ¿Cómo llegamos a semejante conclusión? Tras comprobar que 40, El Musical va dirigido a un mismo público y que su esencia y desarrollo denotaron ciertas similitudes. Tras constatar, por ejemplo, que, al igual que en el primero, en éste la vida mostrará su cara más amarga en su segunda parte, representado lo dicho por el hecho de que en dicha fase también tuviese especial relevancia una de las lacras por excelencia de los ochenta, claramente personificada en que uno de los protagonistas, en su particular descenso a los infiernos, terminara mal. Bueno, presencia aparte de otras lacras igualmente propias de los noventa y de nuestros días, significativamente presentes. ¿Las diferencias entre ambos espectáculos? Que el lado musical del de Mecano, evidentemente, resultase más conceptual (si nos atenemos a las canciones que sirvieron de excusa para armar su argumento, centrándose en las de una única banda; aunque claro, también es posible argumentar que el presente show, a ese respecto, fuese igualmente conceptual, toda vez que las canciones que sonaron fueron extraídas de la historia de los 40) y que al final, tras divertidos gags, enredos y entuertos, pese a algún que otro trago de sabor agridulce, en 40, El Musical, la trama termina relativamente bien: cada oveja con su pareja. Aunque no necesariamente con su pareja del principio pero bueno, tras tocarse también temas como el de la homosexualidad masculina no asumida. Eso sí, damos fe de que, al final, tras el nuevo orden sentimental, todos quedan contentos: incluso el solitario Joaquín, DJ llamado así en homenaje al inmortal caparrosino Joaquín Luqui.

Al igual que las tramas de las obras literarias más comerciales, al cine, el trasfondo del formato 40 Principales ha terminado saltando de la radio al teatro musical, habiendo recorrido hasta el momento diferentes ciudades del Estado. Capitales como Iruñea, ciudad que, al menos dicho jueves, se rindió ante sus encantos. Gustó, en verdad.