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Pamplona, paradoja musical

carencias en formación, falta de perspectiva y de riesgo, entre las principales preocupaciones del sector

Pamplona, paradoja musicalPATXI CASCANTE

La cita, en el marco del programa de la red de civivox Pamplona Acción Musical, reunió a Iñigo Osés, socio de la sociedad Tresefes SL y gerente de la Coral de Cámara de Navarra; Beatriz Pomés, flautista navarra que reside actualmente en Holanda, donde está ampliando sus estudios musicales; Uxue Úriz, pedagoga musical; y Jaime Berrade, compositor, profesor y técnico en educación artística. Los cinco protagonizaron un debate -enriquecido en su parte final con aportaciones del público asistente- que estuvo moderado por el también músico (trompetista) y locutor de radio Carlos Pérez Cruz.

la educación

Una base que falla

Preocupación, y no sólo en el sentido de intranquilidad o incertidumbre, sino también en el sentido positivo, de interés, fue el sentimiento más generalizado entre los participantes en el debate. Todos comparten la pasión por la música, y aunque cada uno la vive desde su propia condición, también todos coinciden al señalar que algo falla hoy en la escena local -de Pamplona y, por extensión, de Navarra-. Una tierra de paradojas en lo que se refiere a la música. "Por un lado, hoy somos unos privilegiados a nivel nacional en lo que se refiere a dotaciones para poder estudiar música, y también en instituciones, con el Orfeón Pamplonés, una gran Orquesta Sinfónica y una gran tradición coral de bandas... Pero es evidente que hay problemas y carencias", comenta Iñigo Osés. Las más importantes, según la joven músico Beatriz Pomés, está en "lo que debería ser la base que sustente lo demás: la educación". "Yo soy uno de los jóvenes que ha tenido que emigrar a otro país para poder continuar sus estudios, porque aquí no existe educación de postgrado", dice la flautista navarra, quien considera que además de haber fallos en el sistema educativo, "los hay más allá, en la cultura en sociedad". "Lo veo más claro desde que vivo fuera. En Holanda, la gente está educada en la cultura, en todos los ámbitos y desde pequeñitos. Por ahí habría que empezar a trabajar", afirma.

Para Uxue Úriz, "la verdadera necesidad es un cambio en los modelos educativos. Estamos con modelos de hace más de cien años a todos los niveles, y hay que evolucionar", dice, al tiempo que reconoce que existe "cierta desidia" al respecto. Según la pedagoga musical, "habría que revisar la función que realizan las escuelas de música y los conservatorios. Igual deberían empezar a formar oyentes, críticos... hacer público". El más veterano de la mesa, Jaime Berrade, se pregunta si existe un exceso de infraestructuras de formación: "No lo sé, pero desde luego muchas cosas se han sucedido a una velocidad forzada. La demanda ha sido tan desmesurada, tan brutal, que ha habido promociones de profesores insuficientemente preparados que han generado promociones de estudiantes con carencias. Por eso se hacen muchas cosas con poca reflexión, con premura".

el público

¿Qué demanda?

¿Quién va a los auditorios? ¿Por qué el público acude a los recitales de Baluarte? ¿Dónde está la respuesta en otras citas? Y sobre todo, ¿qué demanda la sociedad hoy? Según Iñigo Osés, "lo que el público de hoy quiere no es precisamente grandes intérpretes de versiones exquisitas del barroco italiano. La sociedad demanda otras cosas, como profesionales capaces de activar grupos de participación, que desarrollen a través de la música proyectos educativos, etc. Pero durante muchos años hemos estado preocupados en tener numerosas orquestas, y eso se despega por completo de la evolución de la sociedad. No es muy normal tener semejantes estructuras especializadas en determinados temas". Y según Jaime Berrade, "no son cosas que tengamos que inventar. En otros sitios tienen claro que las orquestas sinfónicas tienen otras muchas cosas que ofrecer además de conciertos: talleres en centros educativos o en centros cívicos... atienden otras necesidades. Se trata solo de mirar cómo lo están haciendo otros y adaptarlo".

Para Uxue Úriz, no se trata tanto de darle a la sociedad lo que quiere, sino de "estudiar qué es lo que la sociedad necesita". Además, añade, "para que una sociedad pueda demandar, tiene que estar formada, tiene que tener un fundamento". Y eso, otra vez, se logra desde la base: la educación. En este sentido, los ponentes coinciden en que si se forma a la gente en cultura, habrá más criterio y se ampliará el abanico de lo que la sociedad demanda. Un reto que se antoja hoy lejano, al ser la cultura la mayor víctima de los recortes económicos. "Una de nuestras flaquezas es que consideramos la cultura como algo prescindible, cuando es básica si queremos formar personas íntegras, cultas y completas", dice Beatriz Pomés.

propuestas

Más riesgo y más oportunidades

A la pregunta de qué propuestas culturales -musicales en este caso- echan en falta en Pamplona, la respuesta pasa por una palabra: riesgo. "El riesgo hay que correrlo. Los grandes auditorios no pueden limitarse a programar la música de esa franja de 150 años que todos respetamos hoy, pero que por otra parte también fue rechazada mucha de ella en su día... Hacen falta ideas creativas, proyectos que se salgan del tiesto. Y dar vía a nuevos compositores", dice Uxue Úriz. Iñigo Osés sugiere más: "Fusionar el género sinfónico con el rock de grupos locales, acercar las grandes instituciones musicales a la calle, porque ¿hace cuánto no actúa la OSN en la calle?", se pregunta. Y hace hincapié en algo clave: "Deberían darse oportunidades a gente de aquí, para que su preparación y sus conocimientos reviertan en la sociedad". "¿Por qué no puede haber una orquesta sinfónica en Navarra formada por navarros?", apunta Osés.