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"Tengo mis convicciones, sigo fiel a las mismas y no he sucumbido a las modas"

Llegará en otoño. Fernando Botero (Colombia, 1932) visitará Bilbao con una poderosa retrospectiva de su obra, que ahora se muestra en México D.F. El artista adelanta a DNA los pormenores de una de las citas culturales más esperadas del año.

"Tengo mis convicciones, sigo fiel a las mismas y no he sucumbido a las modas"dna

BILBAO. Antonio López ha batido récords en el Museo Bellas Artes (más de 200.000 personas han pasado por la exposición del pintor manchego). Pocos artistas son capaces de congregar a tal masa de gente en torno a una muestra, pero el museo de la capital vizcaina guarda un as en la manga para 2012, Fernando Botero, un artista que puede igualar el vendaval de visitas que ha recibido la muestra de López. Fernando Botero. Celebración se estrena el 8 de octubre y se clausurará el 20 de enero de 2013.

Vino usted a Bilbao en 2010, y visitó por primera vez el Museo de Bellas Artes. ¿Qué le pareció?

Me pareció un museo bellísimo, se presta más que el Guggenheim para mostrar pintura. El Guggenheim es más espectacular pero considero que el Bellas Artes es un recinto más adecuado para exponer pintura. Es el problema que hay hoy en día con los arquitectos, hacen las obras sin pensar que eso está hecho para mostrar obra artística. El Bellas Artes tiene salas magníficas, con las proporciones como deben ser. No es un teatro arquitectónico, sino un sitio donde se mira serenamente la pintura. El museo tiene que ser así, neutro, no tiene que entrar en competencia con los cuadros, y lugares como el Guggenheim anulan completamente muchas exposiciones. Este edificio es bello, interesante, pero no es apropiado para mostrar arte, es más una cosa teatral.

Por tanto, encantado de mostrar sus trabajos en el Bellas Artes.

Por supuesto. El Bellas Artes es, además, un museo muy conocido. Para un pintor yo creo que es más interesante que el Guggenheim.

En 2010 se pudieron ver algunos cuadros suyos por primera vez. Un aperitivo de lo que vendrá esta temporada. ¿Cómo surgió la idea de la muestra que veremos en el Bellas Artes?

Fue una invitación del alcalde, el señor Azkuna, que manifestó que quería hacer una exposición mía, no solo de pintura, sino también de escultura monumental, pero al final la muestra será pictórica, aunque llevaré alguna gran escultura para colocarla en el centro de la ciudad, como reclamo. Azkuna se mostró amabilísimo, al igual que Viar, el director del Museo.

¿Han elegido ya las obras que se mostrarán al público?

El Museo ya tiene fotografías de cerca de 150 obras, y ya pueden empezar a elegir. La exposición será en octubre y yo intervendré también en la selección. Tengo ciertas ideas, conozco qué cuadros provocan una reacción más positiva... Ahora hago una exposición muy grande en México D. F., de 185 obras, la inauguro el 27 de marzo en el Bellas Artes de México city. El CD con todas esas obras lo tiene el Museo de Bilbao.

El Museo ha avanzado que será una retrospectiva.

Será una exposición retrospectiva porque hay desde cuadros pintados en 1949 hasta pinturas hechas el año pasado. La exposición de Bilbao será algo más pequeña que la de México, pero muy parecida. Al final estamos barajando una cifra de entre 80 y 100 obras.

¿La escultura está totalmente descartada?

Para la exposición sí, pero creo que voy a prestar una escultura a la ciudad, porque la quieren poner temporalmente en el centro de la ciudad, como reclamo.

Se considera usted más pintor que escultor, porque dice haber dedicado más tiempo a la pintura. ¿Eso es lo que define las inclinación de un artista, el tiempo que emplea en cada disciplina?

No, le he dedicado más tiempo, es verdad, pero sobre todo es mi disciplina favorita porque me da más placer, y porque ahí soy yo el único que toca la obra, no interviene nadie más. En cambio, en la escultura intervienen muchas personas. Uno hace la muestra en barro, que luego es destruida, y después llega el trabajo del molde de yeso, después la cera, luego el cincelaje, luego quien le da la pátina... La obra sigue siendo de uno, pero hay muchas manos que intervienen. En la pintura no ocurre eso.

Si tuviera que escoger, si pintor o escultor, me quedaría con mi faceta de pintor, sin duda. Llevo 65 años pintando y solo 30 haciendo escultura. Mi vida ha sido la pintura.

"Sigo fiel a mis inclinaciones, a mis ideas", nos confesó en 2011. ¿Ha tenido que renunciar a algo para ello?

No he tenido que renunciar a nada. Yo tengo mis convicciones y sigo siendo fiel a las mismas, no he sucumbido a las modas. Arte conceptual, minimalismo, el abstracto... Muchos han sucumbido a las modas, pero yo me he mantenido fiel a mi estilo. Es un tema de convicción. El arte es la reflexión de toda una vida sobre la excelencia. Uno reflexiona, uno progresa todos los días, evoluciona, pero no tiene porqué cambiar. Si cambias de forma drástica es que no has aprendido nada.

Pero su trabajo sí que ha evolucionado a lo largo de su trayectoria.

Por supuesto. Pero hay una notable diferencia entre evolución y cambio. Hay muchos artistas que piensan que hay que cambiar cada seis meses, como los modistos. Yo, en cambio, pienso que la pintura nace de una convicción profunda, y no se puede cambiar como de camisa. Primero es la convicción y luego viene el estilo. Y la convicción es el resultado de una profunda reflexión.

¿Hacia dónde evoluciona su obra en este momento, cuando en breve cumplirá 80 años?

Cuando veo mis cuadros hay una evolución muy grande, pero en la base de todo está mi interés por el volumen. Uno puede pintar lo que sea pero siempre será un Botero, y eso es muy difícil de conseguir, un sello, una marca, una firma que distinga a tu obra de las demás. Esa marca es fruto de mi convicción. Los artistas que son solo un producto no se ganan ese sello.

Su temática siempre ha sido muy abierta (creencias, pasiones, el ser humano, la mujer, el hombre, paisajes, dramas, acontecimientos...). ¿Ahora sigue siendo igual o le obsesiona algo en concreto?

No, de hecho ahora estoy pintando un parque, con sus caminos, con los senderos, las vacas, las luces, las montañas, una serie de elementos que se prestan para tener cierta libertad en la forma y el color. Es lo último que he hecho.

En el año 2007 donó 47 obras de la serie Abu Ghraib a la Universidad de Berkeley. En las mismas denunciaba los abusos de los soldados norteamericanos a los prisioneros iraquíes. Después de haber vivido todo lo que ha vivido, ¿sigue teniendo fe en el ser humano?

Sí, sigo teniendo fe en el ser humano, el ser humano es lo máximo. Estoy convencido de que la mayoría de la gente tiene valores claros hacia la honestidad. Y no, no hay ningún tema que sea prohibido para el arte, y la violencia es un tema importante, sobre todo en mi país, que la ha sufrido mucho. Se trata de destapar temas o injusticias que quedan olvidadas.

¿Y hace falta ser artista figurativo para "decir algo"?

Yo creo que pasa por ahí, eso ayuda. El arte tiene la capacidad de hacer recordar algo. Cosas de las que los periódicos ya no hablan, cosas que la gente ha olvidado, y una obra puede hacer recordar, como ocurre con el Guernica. Ahora ese cuadro es la prueba máxima de lo que ocurrió. Si el cuadro es bueno puede producir ese efecto. O como ocurre con los fusilamientos de Goya. Hay muchos cuadros que han perpetuado la memoria de situaciones dramáticas y lamentables.

¿Le afectan mucho las cosas que acontecen a su alrededor?

Se supone que nosotros, los artistas, somos muy sensibles a lo que sucede alrededor, y en eso yo no soy una excepción.

"El arte es exageración", ha dicho usted. Y desde joven lo ha llevado a rajatabla. ¿Qué se persigue con lo superlativo?

El arte es exageración, claro. Los paisajes de los impresionistas son irreales, exagerados. El arte tiene esa capacidad de composición, de mejorar, por ejemplo, la propia naturaleza. Un ejemplo entre muchos: el color de Van Gogh es exagerado, como el que usa Matisse. Pues igual que ellos exageran el color, hay alguien que exagera las formas.

En un momento concreto de su carrera (en sus inicios) sus dibujos fueron considerados, entre otras cosas, "obscenos". ¿Le extraño esa reacción?

Mi arte no es obsceno, lo tacharían de monstruoso, pero no tiene nada de obsceno, porque yo no utilizo el sexo para nada. Mis cuadros pueden tener sensualidad, pero no utilizo la sexualidad, que por otra parte es una trampa barata para captar la atención del espectador. Mis personajes son voluminosos y pueden decir que son deformes o monstruosos, pero no obscenos. Hay artistas que han explotado mucho el sexo. El propio Picasso lo hizo, sobre todo con sus últimos trabajos.

La pintura pura debiera ser solo de naturalezas muertas, de formas y colores. Sería la pureza absoluta, pero claro, tampoco es eso.

"El arte no tiene poder para mover nada". Lo ha dicho usted. ¿Pesimista u objetivo?

El arte políticamente no tiene ningún poder de cambio. En los 30 o 40, en América Latina y en Europa se pensó que el arte podía traer la revolución, que podía cambiar las cosas, pero nada de eso pasó. Yo creo que el compromiso de un pintor está con su pintura, más que con la cosa política o social. Ese es el aporte que puede dar a su país, a su gente. Los cambios solo están en manos de los periodistas y los políticos (risas).

Es usted uno de los artistas más cotizados y famosos del mundo. ¿Cómo gestiona la fama?

De forma sencilla. Yo lo único que hago es pintar durante todo el día, o respondo a entrevistas co-mo esta, y poco más. Mi actividad no es la promoción, y menos a mi edad. Además, los pintores tienen una fama subterránea, no como los actores.

¿Sigue trabajando 12 horas al día?

Trabajo entre siete y ocho horas al día, sábados y domingos incluidos. Lo hago porque es un placer. Ahora el médico me ha dicho que no puedo estar tanto tiempo pintando de pie, pero yo lo discuto, y trato de estar de pie un rato y luego me acuesto. Ahora toca pensar más que pintar.

Usted que ha viajado tanto... ¿Cuál es la ciudad que más le ha marcado y porqué?

No voy a ser muy original, pero para mí la ciudad más bella del mundo sigue siendo París, y después Venecia, Roma y Florencia. Por sus edificios, por su historia, por todo.

¿Y le gustó Bilbao en su visita de hace dos años?

Me gustó mucho, han hecho cosas muy bellas, pero no voy a decir que Bilbao es más bonita que París, ¿no? (risas).