buscando la esencia, la naturalidad, has defendido incluso que el disco recoja algunos de esos pequeños fallos que ya no se permiten en las grabaciones. ¿El rock, por definición, no tiene que ser perfecto?

-Claro, creo que en el rock tiene que primar más la urgencia y la adrenalina en detrimento de la cristalinidad del sonido. El rock molesta un poco a los oídos acostumbrados a las FM.

-Recuerdo que Buenas Noches Rose se plantó en Pamplona con un camión, parando en diferentes lugares de la ciudad y tocando en la calle. No es lo mismo, pero este 'llanero solitario' que llega a Burlada me recuerda a aquellas 'performances'.

-Esta gira, en la que voy yo solo con la guitarra, la llevo haciendo desde hace unos meses de forma paralela a los conciertos con la banda. Es un formato que me ha dado muchas sorpresas y alegrías; aunque al principio le tenía mucho respeto porque yo siempre había salido al escenario arropado por una banda. Pero una vez ofrecidos ya varios conciertos, aunque quizá esté mal que yo lo diga, me he dado cuenta de que una buena canción, solo con guitarra y voz también se sostiene. Yo compongo con la guitarra y así es como voy a presentar las canciones; creo que es una buena oportunidad para verme y escucharme en petit comitè y de la forma en la que he compuesto los temas, con una guitarra entre los brazos.

-¿Cambian o has cambiado mucho los temas para este formato?

-A algunos les he dado la vuelta pero, en general, no. En un 90% hay un respeto total por la melodía y los acordes; sí que en algunas ocasiones cambio algún verso al acordarme de algo que se me quedó en el tintero, y que al final no metí... Pero las canciones se reconocen, no como cuando Dylan se pone a hacer viejos temas de otra manera y, al terminar la canción, no te has dado cuenta de que acaba de tocar, por ejemplo, Forever young.

-'Invierno' es, quizá, la 'rara avis' del disco, su tema más reivindicativo y social. Vayamos por partes, año de nieves, año de bienes, ¿qué te está dejando de bueno este 'Invierno'?

-A mí, personalmente, me está dejando de bueno que estoy tocando mucho, reflejo de que mi disco está teniendo buena aceptación. Así que por el lado profesional no puedo quejar, son tiempos duros para todos pero, afortunadamente, tengo trabajo y me llaman de sitios para tocar. Respecto al tema Invierno, sí es verdad que, en cuanto al texto, es la canción que más se separa del resto, ya que estoy hablando en boca de otras personas. Es una historia de maltrato, de violencia de género, en la que yo, con mi voz, hablo en boca del agresor, de la agredida y de la chica del telediario.

-"A veces busco respuestas mirando al cielo", se escucha en 'Ozono'. ¿Esas respuestas se trasladan posteriormente a tus canciones?

-Supongo que se pueden encontrar respuestas en todos los sitios, si te fijas bien y quieres encontrarlas. Ese verso es muy visual, es como estar echando un piti en la ventana mirando al cielo; bueno, lo del piti es opcional (risas)... Pero refleja una situación muy humana, cuando pasas un momento o una etapa difícil y te quedas mirando al cielo. Volviendo a Bob Dylan, The answer, my friend, is blowin' in the wind... Eso es un tipo mirando por la ventana, sin fijar la vista en nada pero pensando en sus cosas.

-Has citado ya dos veces a Dylan pero frases como "a ver qué pasa con tú y yo" o "y cada vez somos más nada" hacen de este disco un trabajo muy sabinero.

-A mí, todo lo que sea Sabina me parece bueno. Creo que es el gran compositor de canciones en castellano y, en mi opinión, no ha sido superado; sigue siendo el más grande y todavía nadie le ha quitado ese número.

-En el arranque de la promoción del álbum, el pasado año, se te oyó decir que te habían subestimado, ¿por qué?

-No lo sé... Yo reconozco que soy nuevo en las redes sociales y, cuando saqué el disco, sucedió una de esas cosas muy tontas que tenemos los artistas, y es que si te mandan 200 mensajes felicitándonte por tu trabajo sinceramente y uno solo en el que te meten caña, solo te quedas con el que te ha metido caña. Creo que fue un fallo que tuve al, de alguna manera, tomarlo en cuenta. Ahora estoy en este proyecto en solitario, con mi disco, y recibiendo mucho apoyo de la gente. Y el público que viene a verme me da mucho cariño y calor, por lo que estoy encantadísimo.

-Padre orgulloso de todos sus retoños, ¿cómo les ha visto crecer, cuáles son los más avanzados y cuáles los que se toman las cosas con más calma o no encuentran su hueco en esa cuadrilla de canciones llamada Lo que más

-Yo sigo en ese plan de padre orgulloso de todos los temas. Hasta la más blandita del disco, San Valentín, que no la tocábamos en directo, el pasado 14 de febrero la metimos en el repertorio para el concierto de Valladolid; y quedó preciosa hasta el punto de que me volví a reencontrar con la canción. Al confeccionar Lo que más hice una selección de canciones dejando varias fuera, ya que, al ser mi primer disco en solitario, quería que todos los temas tuvieran mucha fuerza y un porqué. Siempre digo que es muy difícil quedarse con una canción en especial o hacer de menos a otras, pero realmente lo siento así, las doce canciones, cada una por algo en particular, me atrapan. Las doce están ahí por algo y, conforme pasa el tiempo, las sigo tocando y me siguen mandando mensajes ocultos que no me había percatado que tenían.

-Precisamente,

-Sobre todo me centro en Lo que más, que lo toco prácticamente entero, pero también hago un repaso a canciones de mi autoría en Pereza, que me apetece mucho tocar y que a la gente le apetece oír. Y, además, si noto que hay algún buenasnochesrousero por ahí siempre suelto alguna perlita.

-En la canción 'Lo que más' haces referencia a las causas imposibles... ¿Qué sería del rock and roll si no se perdiera en causas imposibles?

-En cierto modo es un mensaje de ánimo para la gente. Hay causas que parecen imposibles pero, si te pones a ello, no son tan imposibles. Lo último que se tiene que perder es la ilusión y la felicidad de hacer algo que deseas hacer.

-La vida da muchas vueltas, lo que piensas que va ser eterno desaparece en un segundo, pero hay algo que parece no cambiar en Rubén Pozo, un detalle que siempre va pegado a él: las gafas de sol.

-Por norma general me las pongo para hacer entrevistas y para salir en la tele, pero no las uso para tocar en directo. Es una costumbre que he cogido pero nunca llegaré a los niveles de Elton John (risas).