El Museo Thyssen muestra el universo de Paul Cézanne
exhibe desde hoy 58 pinturas procedentes de todo el mundo La exposición narra la relación entre los paisajes y los bodegones del artista francés
madrid. El Museo Thyssen-Bornemisza recrea en una exposición que se inaugura hoy el universo de los paisajes y las naturalezas muertas de Paul Cézanne, precursor y maestro de una generación de creadores que renovaron el panorama artístico del siglo XX.
Treinta años han pasado desde la última muestra que se vio en España dedicada al artista francés, por lo que toda una generación tendrá la oportunidad de descubrirle a través de 58 pinturas, 49 óleos y 9 acuarelas, procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo, que se exhiben junto a 9 pinturas de otros artistas, entre ellos Pissarro, Gauguin, Braque o Derain. El hecho de que la obra de Cézanne (1839-1906) no haya viajado a nuestro país desde 1984, se debe en parte a que "hace falta reunir el coraje suficiente para hacerlo", explica el comisario, Guillermo Solana. Para una exposición de este tipo "no solo hay que conseguir alguna obra maestra, sino que las expectativas del público son tan altas que existe mucho riesgo. Cuando reunimos arrestos para lanzarnos a ello, tuvimos que enfrentarnos a muchas dificultades". Durante los primeros tres meses, "no nos llegaron más que negativas a los préstamos que solicitábamos. No solo era conseguir obras importantes, sino que sirvieran para el argumento de la exposición", que gira entorno a la dialéctica entre el trabajo al aire libre y el estudio, que se refleja a su vez en la relación entre paisaje y naturaleza muerta. Se trata de géneros que Cézanne cultivó a lo largo de toda su carrera y entre los que estableció una íntima conexión, introduciendo en sus bodegones elementos paisajísticos y, recíprocamente, llevando a sus paisajes el orden de la naturaleza muerta.
Para contar este relato, "hemos conseguido obras maestras muy necesarias". Entre ellas, la Ladera en Provenza, de la National Gallery de Londres; Paseo en Chantilly, del The Toledo Museum of Art; Bañistas, del Detoir Institute of Arts; Naturaleza muerta con flores y frutas, de la Nationalgalerie de Berlín, o La montaña Sainte-Victoire, del Museo de Arte de Cleveland. A estas se unen también pinturas de la serie "pequeña y delicada" que Cézanne dedico al cántaro "y que es muy difícil de conseguir", según Solana.
La muestra comienza con Retrato de un campesino, propiedad del museo, y continúa con el espacio dedicado a La curva del camino, con obras en las que se contempla cómo los caminos de Cézanne no llegan a ninguna parte. Desnudos y árboles reúne algunas de las composiciones de bañistas y en el siguiente espacio es protagonista la montaña de Sainte-Victoire, de la que se pueden contemplar vestigios en algunos de los bodegones del artista, llenos de ecos de sus paisajes. Sin embargo, Juego de construcciones analiza la circunstancia contraria. En los cuadros de paisajes seleccionados, Cézanne trata de imponer un orden típico de los temas pintados en el estudio. Y con las versiones que hizo del pueblo de Gardanne, que "fueron fuente directa de inspiración para los primeros cubistas, finaliza la exposición.
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