concierto de iñaki fresán

Intérpretes: Iñaki Fresán, barítono; Josu Okiñena, piano. Programa: Ciclo de cuatro conciertos dedicados al Lied alemán (Schubert, Schumann, Liszt y Wolf); a la canción francesa (Hahn, Fauré y Debussy) y a la canción culta española (Revueltas, García Leoz, Moreno, Oltrá, Ortega, Rodrigo, Mompou, Castillo y García Abril). Programación: Ayuntamiento de Pamplona. Lugar: Civivox Condestable. Fecha: 5, 6, 7, 8 de mayo de 2014. Público: buena entrada en todos los conciertos.

En lo más íntimo de los ambientes intelectuales de la Europa más culta, y para quien lo quiera buscar, está el lied, la chanson francesa, la canción culta española. Un género que se mueve, como ningún otro, entre los salones más privados de la sociedad, y que facilita la convivencia y mutuo enriquecimiento entre poetas, músicos, pintores?, en fin, el mundillo creativo más personal y delicado. Veamos por ejemplo el caso de Reynaldo Hahn, por poner un nombre que se escucha muy poco, y cuyas canciones han sido un descubrimiento para muchos. Hahn compuso música sobre textos de varios poetas franceses (en este ciclo hemos escuchado las de Paul Verlaine), fue alumno de Massenet, Gounod y Saint-Säens, amante de Proust, amigo de la actriz Sarah Bernhart y novio de Cleo de Merona, la bailarina de la Ópera de París que posó para Degás. Esa es la atmósfera que se respira al escuchar las maravillosas miniaturas musicales que recorren Europa -desde Schubert hasta Rodrigo- y aún la traspasan -Revueltas-.

El barítono Iñaki Fresán entiende y transmite, como pocos, este género. Y prueba de ello es que el ciclo de este año -centrado en los poetas musicados- ha cosechado otro gran éxito, como el del pasado año, con un público cada vez más preparado. Iñaki Fresán conserva una voz pletórica de volumen, envolvente, de especial belleza y redondez en su timbre, con unos graves mullidos, agudos llenos y una regulación que modula la canción desde lo más descriptivo y extravertido, hasta los pianos más íntimos. Pero, sobre todo, Fresán da a sus recitales una personalidad propia, unas versiones nacidas no sólo desde el profundo estudio, sino desde la adecuación de algunas partituras a su cuerda. De todo ello nace la fácil conexión con el público, que no sólo disfruta, sino que aprende. El pianista Josu Okiñena -no voy a decir acompañó, porque es inexacto- creó, junto al cantante, el sonido adecuado a los textos y a la voz: teclas como gotas de lluvia (Llora mi corazón, de Debussy), tintineo de mandolina (Fauré), rica orquestación en Schubert, ritmo peculiar en Revueltas, etc, etc.

Ya estamos esperando el ciclo del próximo año. No perdamos la canción de Europa (y no me refiero a Eurovisión, claro).