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No solo del ‘boom’ vive el género

Víctor del Árbol, Alexis Ravelo, Leo Coyote, Santiago Álvarez y Paco Gómez Escribano compartieron ayer sofá y charla en la última mesa redonda de ‘Pamplona Negra’, en torno al auge, las virtudes y los peligros de la novela negra hoy en España.

Que la novela negra vive un boom es incuestionable. En España goza de más lectores, escritores y obras publicadas que nunca, surgen nuevas editoriales especializadas en el género... ¿Pero hasta cuándo este boom? O mejor, ¿es garantía de algo este éxito? Estas y otras cuestiones surgieron ayer en la última mesa redonda de Pamplona Negra, que reunió en la Sala de Cámara de Baluarte a una nutrida representación de los autores con mayor tirón en la novela negra hoy en España, y en algunos casos también fuera de nuestras fronteras. Víctor del Árbol, Paco Gómez Escribano, Santiago Álvarez, Leo Coyote y Alexis Ravelo, moderados por Alejandro Pedregosa, compartieron sofá en escena y una divertida e interesante charla.

Los cinco escritores invitados reconocen que la novela negra es un género en alza, pero, matizan, no ha surgido de la noche a la mañana, “siempre ha estado ahí”. “Lo que ocurre es que está muy conectado con el momento de crisis que vivimos. Estamos tan bombardeados por la actualidad, por las malas noticias, las acciones punibles..., que vamos a eso también como lectores. Y puede que llegue a producirse una saturación”, reflexiona Santiago Álvarez (Murcia, 1973). “Los políticos nos están robando las tramas”, añade Leo Coyote (Rubín-Sarria, Lugo, 1958), a lo que Alexis Ravelo (Las Palmas de Gran Canaria, 1971) apunta que “últimamente nos interesa más la política que el fútbol, incluso. Tenemos que volver a escribir el mapa del mundo, y creo que estamos contribuyendo a ello. La novela negra vuelve a cobrar muchísimo interés ahora en España porque es un momento en que la gente ha perdido la inocencia, la ingenuidad; hay que replantearse el mundo, hacerse preguntas desde eso que nos remueve por dentro. Y la novela negra incomoda, te revuelve las tripas; habla de la crueldad, la violencia, la culpa... es políticamente incorrecta”.

En opinión del escritor natural del madrileño barrio de Canillejas Paco Gómez Escribano, “esos bajos instintos que tenemos todos los seres humanos, y esa atracción por el misterio, siempre han cautivado al personal. Y el boom se explica también viendo los telediarios, que hoy son todo crónicas de sucesos; hoy todo el mundo quiere contar cosas...”. Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) cree que “la gran virtud de la novela negra en España es también el gran peligro que tiene: la porosidad. No es un género cerrado, estricto. Tiene muchas vertientes, hay novela policiaca, detectivesca... Si lo existencial estuviese hoy de moda, la novela negra sería novela existencial; y si el realismo estuviese hoy de moda, la novela negra sería novela realista. Porque este género permite conjugar todo eso sin chirriar. Pero el peligro de la porosidad es que puede acabar por diluir la esencia. Sí, estamos en un boom de la novela negra, pero en pocos años, de dos a cinco, las editoriales van a saturar el mercado”. Ante esta preocupación realista, los autores ponen el salvavidas en la calidad, en la necesidad de cultivar una voz y un estilo propios. “Al final, por mucho que se hable de géneros, es buena o mala literatura. El boom puede existir, pero si llega una ola y arrasa, al final siempre quedarán los buenos”, defiende Leo Coyote.

Aunque reconocen que “hoy en día hay muchas más posibilidades de publicar si escribes novela negra o histórica que si haces una literatura no de género”, ninguno de estos escritores está en este terreno por ese motivo. Todos, para empezar, se consideran antes lectores que escritores; apasionados lectores de historias con enjundia, por supuesto amenas, porque si no, uno difícilmente sigue leyendo. Y desde esa experiencia llegan a la escritura, al deseo de contar historias y, sobre todo, de ahondar en sentimientos. “Lo que queremos todos es escribir buenas novelas, y todas las buenas novelas de lo que hablan al final es de sentimientos”, opina Leo Coyote. De hecho, muchos de estos escritores de novela negra llegaron al género desde el gusto como lectores por “historias dolientes, contradictorias” de autores clásicos como Dostoievski, Albert Camus, Kafka... “Y un día te das cuenta de que los grandes escritores de novela negra, con otro lenguaje más coloquial, hablan de lo mismo”, dice Víctor del Árbol. El caso de Paco Gómez Escribano es algo distinto, él comenzó a leer novelas esotéricas, pero cuando se planteó qué quería escribir y miró a su alrededor, a su barrio de Canillejas, que empezó siendo “cuatro chabolas”, no lo dudó: “Si tengo aquí un montón de historias para contar...”. Y le salieron negras: primero Yonqui, y ahora (en febrero verá la luz) Lumpen, escrita “a cuatro manos con Luis Gutiérrez Maluenda”.

Los demás también compartieron ayer con el público sus proyectos recientes o venideros: Alexis Ravelo, autor de La estrategia del pequinés, acaba de publicar Las flores no sangran, y asegura estar viviendo ese momento “de miedo” ante la incertidumbre de cómo acogerán los lectores su obra. “Porque cuando el libro sale tú ya no sabes ni de qué va, tú ya lo odias, después de pelearte tanto con él. Tú no sabes si el libro es bueno o malo; tú has hecho lo único que puedes hacer, la escritura, y es la mirada del lector la que la convierte o no en literatura”, sostiene. Leo Coyote (Un buen invierno para garrapata), por su parte, acaba de terminar esta misma semana una nueva novela; Santiago Álvarez debuta con La Ciudad de la Memoria, y Víctor del Árbol (Un millón de gotas) ha terminado hace nada una historia que se publicará a finales de año.

estructura, voz, interés

“No es tan sencillo escribir novela negra”

Quien piense que escribir una buena novela negra es labor fácil, está muy equivocado. “Que sea un género muy popular no está reñido con que sea literatura, y buena literatura. Es un género muy divertido, ameno para el lector, y a la vez le inquieta, le provoca preguntas...”, destaca Ravelo. Y lograr todo esto no es tan fácil. “Es un tipo de novela muy inteligente, más que muchos otros géneros, y escribirlo me parece mucho más difícil que escribir cualquier otra cosa. Además de redactar bien, hay que saber manejar otras claves, y eso se va cogiendo con la experiencia”, dice Paco Gómez Escribano. “La buena novela negra tiene sus parámetros, no es tan sencillo...”, apunta Leo Coyote. “Sí, hay unas pautas que tienes que conocer, para respetar o para violar, pero hay que conocerlas y manejarlas”, coinciden los autores, para quienes este género que puede parecer maldito, casi antisistema, es, “contra lo que la gente piensa, la novela más moral que existe. Hay en ella un deseo de que el bien triunfe, hay cierta esperanza para el ser humano, y a la gente eso le gusta”, concluyen.

En cualquier caso, los cinco escritores defienden que las historias, ya sean de novela negra o de cualquier otro género literario, “tienen que ser amenas, porque sino no van a conectar con el lector”, pero eso no significa necesariamente que estén concebidas para evadir. “La novela negra es más un género de invasión que de evasión. Yo entiendo el libro como una barricada”, defiende Ravelo. Y en el mismo sentido, Santiago Álvarez se declara poco o nada amigo de la evasión, porque, asegura, “este mundo nos necesita”.