madrid - El cineasta gallego Ignacio Vilar ha confesado que estuvo tres meses buscando actores que pudieran dar vida a un clásico de la literatura gallega, A esmorga, de Eduardo Blanco Amor, que le rondaba la cabeza desde que, en 1977, vio La parranda, versión que Gonzalo Suárez rodó en verano y en Asturias. “Temía no estar a la altura, sigue siendo la novela más leída por los adolescentes gallegos”, dijo ayer el director en la presentación de la película, en las salas el 8 de mayo.

Aunque la cinta se estrenó en noviembre de 2014 en Galicia y fue nominada en los Goya al mejor guión adaptado -primera vez de una obra totalmente en gallego-, es ahora cuando A esmorga rompe las barreras y se planta en el resto del Estado trayendo a la vez una gran historia universal, que reedita Mar Maior, y una conmovedora película de actores. “Rompí con mi forma anterior de contar porque la historia me lo pedía; supe enseguida que lo más difícil serían los personajes, son ellos los que llevan la cámara consigo, a todas partes”, explica Vilar, que acertó de pleno con el reparto: los gallegos Miguel de Lira y Antonio Durán Morris, y un espectacular Karra Elejalde hablando gallego de los años 50 y con giros orensanos pese a ser de Vitoria. Vilar ha dicho que le eligió porque este Bocas es afín al primer protagonista que hizo Elejalde, en La madre muerta: “Es ese animal, esa brutalidad, a la vez tierno, que se conmueve con una niña”.

Para el actor vasco, este rodaje fue el más duro de su vida. “Estuvimos 15 días en la residencia El resplandor -bromea-, sin tele, como en un convento de clausura. Fue la peli más perra que he hecho en mi vida, con ocho ciclogénesis seguidas. Las pasamos bastante canutas, no había cambios de ropa, todo el día lloviendo. La lluvia cae muy fría, te golpea en la cabeza, no puedes vocalizar (...) Fue una cosa jodida, pero también muy agradecida”. A esmorga cuenta una noche de juerga de tres amigos; lluvia, alcohol y sangre corren a raudales por las páginas de la novela y por una película que “no es fiel en nada de la novela, para conseguir fiel en todo”.

La novela fue editada en Buenos Aires en 1960 y la censura franquista la modificó en 1973, fragmentos que ahora recupera la nueva edición.