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Ópera de Cámara de Navarra El ‘Flautista de Hamelín’ cumple 15 años

Hace tres lustros, la calle Paulino Caballero vivió un encuentro entre dos amigos, Alfonso García-Noáin e Iñigo Casalí, a raíz del cual comenzó a tomar forma un nuevo concepto de ópera familiar que desembocó en la innovadora y proactiva OCN.

Han pasado 15 años desde que a dos benditos locos, enamorados hasta el tuétano de la ópera y de la música, convirtieran una de esas conversaciones casi nocturnas en un original proyecto operístico, El flautista de Hamelín. Un exitoso montaje, destinado a los niños pero también a sus padres, que desembocó en la creación de Ópera de Cámara de Navarra, proactiva asociación que, desde su consolidación efectiva en 2003, atesora 20 montajes a sus espaldas.

Alfonso García-Noáin, uno de los fundadores de OCN, rememora el nacimiento de El flautista de Hamelín. “Iñigo Casalí y yo teníamos una serie de inquietudes, queríamos que la ópera llegará a las familias pero lo veíamos muy difícil, entre otras cosas por que los espectáculos que habíamos visto hasta ese momento estaban muy orientados a los niños y muy poco a los padres, que son los que realmente llevan a los niños al teatro. Y se nos ocurrió la idea de hacer un espectáculo muy divertido para los padres, para los niños y para todos aquellos que no han ido nunca a la ópera. Así, a la salida de un ensayo común, en 2000, en la esquina de Paulino Caballero, a las doce de la noche, le eché el guante a Iñigo Casalí y le propuse crear una ópera sobre el cuento del Flautista de Hamelín que no se alargara más de una hora, que es el límite de atención óptima... Él propuso a Iñaki Elizalde como libretista y nos pusimos a trabajar sobre esa idea”. Pero una ópera necesita mucho más que una idea, una música y un libreto para poder llevarse a cabo. “En aquel momento yo pertenecía a la junta de la Asociación Gayarre Amigos de la Ópera, junto con Pablo Ramos, al que le comenté la idea, le gustó y se sumó al proyecto. Entre los dos buscamos a los diferentes profesionales navarros para poder llevarla a cabo. Con el proyecto ya más o menos cerrado, se lo vendimos a la AGAO, que la programó dentro de sus actividades, en 2001, ejerciendo nosotros como productores casi anónimos, poniendo dinero de nuestros bolsillos. Y ese fue el germen de lo que, en 2003, se convirtió en la asociación Ópera de Cámara de Navarra, que nació a la par que nuestro segundo montaje, El traje nuevo del emperador”, resume, no sin cierta emoción, García-Noáin.

‘El flautista de Hamelín’ Iñigo Casalí, compositor de la música de El flautista de Hamelín, también rememora el origen de esta aventura. “Nunca había compuesto una ópera, aunque sí otro tipo de obras para grupos como La Trova, por ejemplo. Yo soy flautista, por lo que la idea de una ópera sobre El flautista de Hamelín me resultaba más cómoda para mi primera composición en este género”. Casalí, que venía de un mundo “nada operístico”, afrontó el reto bajo la premisa de que “esta ópera tuviera todo aquello que yo echaba en falta en las óperas y no tuviera nada de lo que yo aborrecía en las óperas. Es decir, a mí me gusta la ópera como espectáculo y, globalmente, eso lo representan los coros, a los que yo di mucha importancia, tratándolos en como si fueran un personaje. Y como los recitativos me parecían muy aburridos, casi los eliminé, de la misma manera que intenté que las arias fueran rápidas y expresivas”. El resultado fue todo un éxito hasta el punto de que este año se pondrá en escena la tercera evolución del primigenio Flautista. Un éxito que, para Casalí, radica, casi principalmente, en el hecho de que “yo no trato a los niños como idiotas, simplemente utilizo un lenguaje global, el que pide el cuento. Por lo tanto, es una obra con todos los elementos de una ópera normal solo que adaptada a un cuento. Otra de las claves del éxito, para mí, es que yo no disfruto del lenguaje complejo, es decir, me gusta la música directa y con emociones directas, de forma que siempre intento que el público identifique la música con el texto”.

Finalmente, el sobresaliente compositor navarro resume conceptualmente sus tres hamelines: “La primera fue una versión con pocos medios y buscando el cuento, muy naíf. La segunda versión fue todo lo contrario, fue casi conceptual, nos fuimos a un mundo en el que faltaban elementos escenográficos. Y la última, la que se estrenará este año, suma todo: una escenografía más realista añadiendo el factor de la fusión. Por un lado el clásico y, por otro, el rock, que viene de la mano de Alfredo Piedrafita y Miss Octubre. Así, lo que he buscado es que el grupo se sienta libre para jugar y, una vez que han hecho el gamberro, se junte con la orquesta y la parte mas tradicional”.

Producciones. OCN ha llevado a cabo 13 diferentes producciones propias de ópera, aunque realmente se puede decir que han sido 20 puestas en escena diferentes tras diferentes revisiones.

ABAO. En los casi 15 años de vida de OCN, ha realizado cinco coproducciones con ABAO: Alí Babá y los 40 ladrones, en 2007; El Guardián de los Cuentos, en 2010; Toy Shop, en 2011; Cuento de Navidad, en 2012; y La Princesa Árabe, en 2013.