‘El conversatorio’ En la intimidad de un escaparate
El dramaturgo gallego Quico Cadaval conversó ayer con los transeúntes en un escaparate de El Corte Inglés de Pamplona, una ‘performance’ organizada por el Museo Universidad de Navarra (MUN) que reivindica la necesidad humana de hablar.
Detrás del cristal, dos personas conversan. Son nueve minutos, ni uno más ni uno menos, de conversación continuada. Sin silencios. Afuera, en la calle, no se oye ni una palabra. Y es que en eso consiste El conversatorio, la performance que el dramaturgo gallego Quico Cadaval realizó ayer en el escaparate de El Corte Inglés de Pamplona, en el que se introdujeron diversas personas para mantener una conversación cuyo contenido es un secreto “bien guardado”. Esta función fue organizada por el Museo Universidad de Navarra (MUN), que abría así su programación artística de 2016.
“La conversación generalmente es una actividad humana gratuita, o eso creemos, aunque en esta ocasión se presenta como mercancía”, contó ayer el actor, director, adaptador teatral y narrador antes de iniciar la performance, la cual comenzó a realizar en 2008 por distintas ciudades del Estado. Asimismo, aseguró que todo lo que pasaría dentro del escaparate quedaría en completa “discreción”. “Tendré conversaciones que garantizo que serán completamente secretas aunque, después de participar, las personas con las que hable pueden decir lo que quieran, incluso mentiras”, afirmó. Eso sí, desveló que, según su experiencia, “los temas políticos se tocan más bien poco, puesto que la gente prefiere aprovechar el momento de intimidad que se genera para hablar de otras cosas que no sea lo que se está venga oír en los medios de comunicación”.
Según destacó el director de producción de artes escénicas y visuales del Museo Universidad de Navarra, Carlos Bernar, “el juego que se crea es muy interesante” y que “provoca una reacción”, ya que “consiste en sacar de contexto algo que estamos acostumbrados a ver constantemente”.
Encuentros íntimos
Confesión, polémica e interrogatorios
La confesión, el interrogatorio y la polémica son las distintas conversaciones que Cadaval acostumbra tener en estos encuentros poco comunes pero íntimos al mismo tiempo. “Hay un momento de la conversación en el que te das cuenta de que la persona que está hablándote comienza a abrirse, a expresar sus inquietudes y sus intimidades, aunque también hay otras personas que vienen a cuestionarme sobre mis intimidades; a fin de cuentas, ellos pueden preguntarme lo que quieran, pero yo también contestaré lo que quiera”, subrayó.
Boniface Ofogo fue el primero en entrar al escaparate. “Ha ido muy, muy bien”, destacó. “Aunque tenía algunas preguntas pensadas, la conversación ha ido surgiendo y hemos acabado hablando de un viaje que pretendo hacer con personas especiales como él”, agregó. También entró a conversar, entre otros, José Manuel Garrido, miembro del comité artístico del MUN, quien desveló que tocaron temas “muy personales y otros más culturales”. Asimismo, añadió: “Esto, al fin y al cabo, es una experiencia artística y una manera de llamar la atención con un mensaje claro: la necesidad que tenemos los seres humanos de hablar”.
Nueve minutos
El tiempo justo para quitarse la vergüenza
Nueve minutos exactos es lo que duran estas conversaciones, en las que el visitante elige cómo repartir el tiempo. “Es el tiempo de una entrevista exprés o un interrogatorio; es el minuto de más que tienes para cambiar de tema o para empezar a ver la comunicación de otra manera, quitarte la vergüenza y empezar a ver la vida de otra manera”, dijo Cadaval.
Aunque comenzó este trabajo hace ya ocho años, lo ha realizado en contadas ocasiones, puesto que no quiere que se convierta en “algo cotidiano” y prefiere seguir “causando sorpresa”. No obstante, destacó el interés que le provoca el momento “en el que hay un clack y la conversación va más allá del hecho de estar a la vista del público y la otra persona deja de incomodarse y empieza realmente a hablar”.
Según aseguró Cadaval, “no se trata de un espectáculo” porque “no son más que dos personas hablando”, que es lo que provoca precisamente el interés de la gente, puesto que no los pueden oír. “Es una forma de provocar a quienes pasen por delante, para que ven una charla que parece muy interesante y, sin embargo, no saben ni sabrán cuál es su contenido”, agregó.
El artista
Unas veces persona; otras, personaje
Cadaval es actor, director, adaptador teatral y narrador, además de impulsor del movimiento de radioteatros surgido en Galicia en la década de los 90; precisamente por eso, quien se sienta en la silla a conversar no es el propio Quico Cadaval, sino un personaje que decide improvisar sobre la marcha. “Cuando me siento, hay momentos en los que mi instrumental se pone a jugar”, dijo, y añadió: “Soy contador de cuentos y hay personas que me conocen y me piden un cuento, así que me pongo en la piel del narrador oral que soy, pero después la conversación siempre toma otros rumbos”.