Un taller para que los jóvenes aprendan a hacer cine en celuloide

pamplona - En el mundo de la revolución digital, la Filmoteca de Navarra ha decidido sosegar un poco el paso y no perder de vista que el cine todavía se hace en formato analógico en muchos países y que, además de tener una magia especial, el celuloide permite desarrollar una serie de capacidades como la planificación y el trabajo en equipo. Sin olvidar que gran parte de la historia del séptimo arte descansa en este soporte hoy bastante desconocido por las generaciones más jóvenes. Para fomentar el acercamiento a estas formas de trabajar y para aprender a mirar y a contar y de paso entretenerse, se ha organizado el primer Taller de cine para jóvenes dirigido a menores de 16 años entre los días 22 y 26 de agosto en la sede del paseo Antonio Pérez Goyena, s/n, de Pamplona. La inscripción ya está abierta, con un máximo de 30 plazas, y cuesta 75 euros por persona, 50 en el caso de que se apunte más de un miembro de la familia y también para hijos/as de desempleados/as.

Organizada en colaboración con la asociación Mirada Nadir de Madrid, esta actividad colma una de las aspiraciones de la Filmoteca, ya que “también tenemos el deber de formar a los espectadores adultos y jóvenes”, explicó ayer su programador, Alberto Cañada, que insistió en que “no es un taller ni de cine ni de creación audiovisual, es un taller de cine”, concretamente de Súper 8.

Paula Bordonada, directora del taller, es cofundadora de Mirada Nadir junto con otros dos compañeros. Entre los tres aportan una visión compartida entre la comunicación audiovisual, la educación social y la pedagogía, con el propósito de “educar a través del cine a la infancia y a la adolescencia”, de realizar “una propuesta de ocio saludable”, que, además, es “una herramienta para desarrollar la creatividad” y una “visión crítica” más necesaria que nunca en estos tiempos en los que el bombardeo de imágenes es constante. Como señaló ayer la experta, la decisión de elegir el celuloide se debe a que el taller es un proyecto común con la Filmoteca, que se dedica a conservar y difundir los materiales en este soporte, pero también a que los jóvenes no lo conocen y a que exige una planificación que la tecnología digital ha ido descartando. Y es que, cada vez que se acciona una cámara se está gastando película, por lo que este formato “potencia la reflexión previa” y el “trabajo en equipo”. Además, “nos parece importante poner en contacto a jóvenes que no se conocen y que tienen intereses comunes”, agrega.

sesiones teóricas y prácticas El taller se divide en tres áreas. Una de ellas, teórica, “con charlas en las que daremos pinceladas sobre la historia del cine”. Estas irán acompañadas del visionado de fragmentos de películas de distintas épocas y nacionalidades, y, por último, llegará el momento de la creación. En este sentido, los participantes se reunirán en grupos de cinco o seis personas y tendrán que realizar el guión literario, técnico y el storyboard de un cortometraje mudo y en blanco y negro que rodarán con una cámara de Súper 8 que se pondrá a su disposición. Después del rodaje, las películas se enviarán a un laboratorio de Madrid, donde se revelarán antes de que el equipo de Bordonada las edite “siguiendo las instrucciones que nos habrá dado cada grupo”. La proyección de los cortos tendrá lugar en septiembre.

La Escuela Polaca, en carteles

En el exterior de la sala de proyecciones. La Filmoteca de Navarra, en colaboración con el Instituto Polaco de Cultura en Madrid, ofrece una exposición en el exterior de la sala de proyecciones con obras de dos artistas seguidores de la tradición de la Escuela Polaca del Cartel: Andrzej Pagowski y Wieslaw Walkuski. El cartel de cine no supuso un desafío hasta que los artistas de Polonia, a finales de los años 40, reconocieron este campo de creatividad como interesante y atractivo. Durante las siguientes tres décadas fue creada una cantidad enorme de carteles de excepcional calidad. La muestra podrá contemplarse hasta el 31 de agosto.