El grupo vasco Delorean retoma el hilo ‘house’ con ‘Muzik’, su último trabajo
Se trata de su primer álbum desde el secuestro en un hotel de México
madrid - Reconciliados con el sonido house de su exitoso disco Subiza (2010), pero más “contenido”, los vascos Delorean vuelven a la actualidad discográfica con Muzik, su primer álbum desde el secuestro en México que los lanzó de la escena alternativa a los titulares de los grandes medios. “El secuestro no nos ha hecho más cautos al elegir dónde tocamos. No hemos dejado que sea una experiencia central, es algo que ocurre y ya está”, ataja Ekhi Lopetegi, vocalista del grupo de Zarauz (Gipuzkoa), sobre lo vivido en el país norteamericano en octubre de 2013.
Más allá de episodios mediáticos como aquel, Delorean se ha convertido desde su base en Barcelona en una de las referencias nacionales de mayor proyección exterior, en parte por una identidad musical no circunscrita a un lugar concreto. “Si fuésemos de Londres, el sonido sería el mismo. Barcelona no ha influido en nuestro sonido”, afirma Lopetegi, que no ve el “puente” tampoco con sus raíces vascas, más allá del homenaje que rindieron recientemente a su paisano Mikel Laboa.
Gran parte de la responsabilidad de su éxito internacional la tuvo el citado disco Subiza, al que siguió en 2013 un álbum, Apar, que, de alguna forma, era una reacción estilística al cansancio provocado por la apretada agenda de conciertos que les reportó. “Apar fue un experimento de aproximación al pop rock y en Muzik hay, sin embargo, el deseo de retomar el hilo house, pero sin volver al frenetismo y entusiasmo de Subiza”, confirma el músico sobre una producción “minimalista”.
La tentación, a medida que pasan los años, de hacer “discos más tranquilos”, añade, no se debe tanto a un motivo “biográfico” como “estético”, aunque reconoce que en esta elaboración han estado “muy relajados”. “El material para componer el álbum lo tuvimos muy pronto, pero no veíamos el hilo que lo uniera todo, ni la paleta de sonidos que nos convenciera”, reconoce. Tras varios experimentos en el que los sintetizadores jugaron un papel crucial, “la clave de bóveda” se la dio un modelo concreto: el Nord Lead 2x. Lopetegi, junto con sus compañeros Igor Escudero, Guillermo Astrain y Unai Lazcano, forjaron gran parte del álbum en Montreal Estudios (Navarra), con el ingeniero de sonido Hans Krüger, y fue mezclado por Chris Coady (Yeah Yeah Yeahs, Grizzly Bear, Beach House, Future Islands...).