Meraki: que nace del alma con creatividad y amor. Del griego, es una de las pocas palabras que no encuentra sinónimo más allá de su idioma. Pero, de lo que no cabe duda, es que el equipo que trabaja detrás de Meraki Tanttak ha dejado plasmado su significado en este proyecto cuyo eje son once cuentos escritos por una profesora e ilustrados por diez dibujantes y también por varios niños de Chrysallis Euskal Herria -Asociación de familias de menores transexuales-.

En una caja han depositado trabajo e ilusión en forma de dos libros. Son por un lado Meraki, emociones, tormentas y brillos, donde once cuentos rimados ilustrados tratan temas como el bullying, autismo, identidad de género, apegos...; y como acompañante, Tanttak, pociones para alumbrar mundos, una serie de propuestas y dinámicas emocionales, que esperan que construyan puentes y ayuden a reencontrarse con uno mismo, pero también con el resto.

Con el empeño de verlo hecho realidad, el equipo se ha lanzado a por una campaña de crowdfunding en Verkami con la que estiman cubrir los costes de edición y publicación de un proyecto que, esperan, cambiará muchas vidas. “Esto tiene que salir porque va a hacer magia allá por donde vaya”, así de convencida se muestra Nerea Araujo, quien voz y guitarra en mano, ha musicalizado cada relato. Porque, además, también se ofrecen los cuentos cantados.

La creadora de estos relatos, Rebecca Gil, es más prudente. Cinco años han pasado desde que escribió los cuentos, a raíz de dar a luz a su hijo y como una vía de comunicarse con él: “Le miraba y pensaba: ‘¿Qué le voy a explicar yo a esta criatura sobre las emociones o la diversidad que hay en el mundo?”, reflexiona la docente.

A partir de temáticas a las que se había enfrentado en su vida o de las dificultades que presentaban sus alumnos en la escuela, fue tejiendo historias, hilando esas realidades que costaba encarar: la diversidad, discapacidades, la libertad... Unos cuentos que respondían a inquietudes, pero que no tenían forma definida, hasta que un total de diez ilustradores afilaron su creatividad para dar imagen y salida a estos relatos.

a cada tema, una firma “A raíz de la diversidad emocional de los temas, surgió la idea de sacarle partido a ello”, desvela Belatz, uno de los ilustradores que se unió al proyecto. Los cuentos reflejaban situaciones cercanas pero muy diferentes entre sí, y se apostó por que cada ilustrador diera su estilo a un relato en particular, plasmando su sello personal en las ilustraciones. Una decisión acertada, como resalta Rebecca: “A cada persona le llamaba la atención un cuento en concreto y, además, le llegaba el tema aún siendo adulto”.

Esta es una de las partes más interesantes del proyecto, a juicio de la dibujante Angélica López, esa “doble lectura” que posee, ya que “un niño puede leer los cuentos”, y con el apoyo de las ilustraciones “los entiende a su manera”, mientras que “un adulto los interpreta de otra”. De hecho, uno de los muros que trata de derribar el proyecto es el prejuicio de que todo lo relacionado con cuentos o dibujos es solo para público infantil.

Para dar forma a estos álbumes ilustrados -que recopilados en este único volumen dan lugar a alrededor de 200 páginas a todo color e inspiración-, se han utilizado varias técnicas: mixta, collage, óleo, collage sobre arte urbano... Incluso las portadas de los dos libros son un collage formado por pedazos de ilustraciones rotas, muestra de que a partir de lo dañado, también puede salir algo bonito.

un último cuento muy ESPECIAL Tal vez la historia más especial sea la última, la número once. No solo por lo que narra, sino por quién ha estado detrás de sus ilustraciones: los niños de Chrysallis Euskal Herria. Cuando Rebecca Gil vio que este cuento no terminaba de ser elegido por los ilustradores, no dudó y acudió a aquellas voces que recogía la historia: las de los niños transexuales. “Les dimos un taller durante dos horas y dibujaron aquello que les sugería el cuento leído”, apunta Belatz, quien destaca el cariño y respeto mostrados, donde además la responsabilidad era máxima. “Queríamos tratar este cuento con especial mimo”, comenta Rebecca sobre este broche que cierra el volumen de Meraki. Porque los cuentos no viajan solos, están acompañados por otro libro: Tanttak, pociones para alumbrar mundos.

Este segundo ejemplar reúne desde reflexiones personales de Rebecca y dinámicas de educación emocional, hasta propuestas de Arteterapia, Mindfulness y Psicología Positiva, entre otras corrientes; o sugerencias de diversos lenguajes artísticos.

Todas acompañan a su respectivo cuento, en relación con la temática tratada, e invitan a descubrirse a uno mismo a través de unas proposiciones válidas para todas las edades. “Desde los más pequeños hasta los 120 años, que queremos vivir mucho”, bromea su autora, que recalca que ambos libros tienen el mismo origen: “Nacen del corazón y confiamos en que lo que nace de ahí, llegue a quien tenga que llegar”. Así, esperan que sean cada vez más los que se sumen al proyecto, donde destacan las manos que les han tendido por el camino de forma desinteresada y sin motivaciones económicas, movidos únicamente por creer en el valor de lo narrado e ilustrado. Pero, ahora, necesitan el último empujón para ver todo esto materializado.

ETAPA ACTUAL: ‘CROWdFUNDING’ La tirada estimada de 1.000 productos -la caja cuenta con los dos libros, Meraki y Tanttak- está en manos de todos, y de verdad. Aunque el equipo del proyecto ha plasmado su trabajo e ilusión, “hay una serie de costes que son insalvables”, apunta Rebecca. Además de la edición de los dos libros, está la maquetación, traducción -se editarán ediciones en castellano y euskera-, gastos de empaquetado y envío... Para hacer frente a los costes mencionados, el equipo ha creado una campaña de crowdfunding en Verkami, con la que esperan conseguir el dinero necesario para cubrir el presupuesto estimado.

Los mecenas que apoyen el proyecto recibirán a cambio desde los dos libros hasta dedicatorias personalizadas, marcapáginas, chapas, postales... Recompensas para agradecer el apoyo que permita materializar la ilusión depositada en Meraki Tan-ttak, que no se pone límites: “Nuestro sueño sería reeditarlo de nuevo, habiendo salvado ciertos costes que nos permitan seguir trabajando en ello”, confiesa Rebecca.

Una colaboración que se espera que sea recíproca. Nerea Araujo así lo ve, como unos cuentos que “van a ayudar a mucha gente”. En Meraki Tanttak, además de dos libros, está la invitación a reconectar con la esencia personal. El aceptarla o no ya depende de cada uno, el hacerlo supondrá unirse a un proyecto que embarca en un viaje diferente.